Es responsabilidad de todas las instituciones revisar y actualizar periódicamente los planes de contingencia, a fin de que tanto el personal como los usuarios conozcan cómo actuar frente a eventualidades.
Ecuador es un país vulnerable por su ubicación en el llamado cinturón de fuego del Pacífico, pero también está, como todos, expuestos a otros riesgos de tipo antrópico (causados por la acción de las personas) y naturales.
Los habitantes del país no pueden olvidar sucesos como los terremotos, la pandemia del coronavirus, incendios o inundaciones que han afectado a comunidades enteras y han dejado su estela de tragedia y dolor.
La experiencia ha enseñado que no se puede esperar a que los eventos ocurran para recién empezar a aplicar medidas de remediación, sino que hay que prevenir.
“Eventos naturales y antrópicos han dejado su estela de tragedia y dolor en el país”.
En este contexto, la actualización de los planes de contingencia debe determinar rutas de evacuación, espacios seguros, grupos de trabajo, entre otros detalles.
Además, hay que establecer la forma en que se debe proceder después de que los sucesos hayan ocurrido, tanto para la remediación como para la prevención de futuros riesgos.
El pasado ha dejado dolorosas lecciones que no pueden dejarse de lado. La actualización de los planes de contingencia es una forma de estar preparados para prevenir desastres.
Editorial de El Diario publicado el jueves 9 de mayo del 2024 en nuestra edición impresa.