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Es lamentable que la ayuda que había ofrecido el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para reparar las estructuras de los cuerpos de bomberos de Manabí que resultaron afectadas por el terremoto del año 2016 se haya perdido por la excesiva tramitología y la falta de cuidado en los proyectos.

Ocho años después, esos cuerpos de bomberos siguen prestando ayuda a la población desde cuarteles improvisados, en condiciones precarias, viviendo ellos mismos una prolongada emergencia que se ha vuelto invisible para los cuatro gobiernos que han transcurrido desde entonces.

“Es inaudito que instituciones tan valiosas enfrenten necesidades por tantos años”.

Lo mínimo que debería hacer el Estado central es asignar recursos para ayudar a la reconstrucción de las instalaciones bomberiles que siguen afectadas, en reconocimiento a la labor irremplazable de estas instituciones en auxilio de la ciudadanía.

No solamente acuden cuando ocurren incendios, sino que suelen ser los primeros en socorrer a las víctimas de accidentes, hechos violentos o eventos fortuitos.

Después de todo, quienes se beneficiarán de estas mejoras son los ciudadanos.

Es inaudito que instituciones valiosas enfrenten por tanto tiempo necesidades derivadas de una tragedia que afectó a todo un país.

Editorial de El Diario publicado el miércoles 10 de abril del 2024 en nuestra edición impresa.