París, su Torre Eiffel y el jardín de las Tullerías prendieron la llama de los Juegos de 2024.
Esto tras el espectacular camino fluvial por el río Sena de los deportistas, convertido en un lienzo sobre el que la Capital de la Luz exhibió su acervo cultural, arquitectónico y artístico atravesando sus muchos lugares emblemáticos.
El Louvre, Los Inválidos, Notre Dame y Rafa Nadal. El tenista español, 14 veces campeón de Roland Garros, fue uno de los últimos portadores de la antorcha olímpica, recogida de manos de Zinedine Zidane.
El fuego olímpico se instaló en las Tullerías, de mano en mano de célebres deportistas franceses, hasta prender un aro de siete metros bajo un globo de otros 30 que se alzó al cielo.
Celine Dion puso el broche cantando ‘L’Hymne à l’amour’ en el balcón de la Torre Eiffel.
Fueron cuatro horas de un evento sin precedentes, que salvó el desafío bajo fuertes medidas de seguridad, más allá de la lluvia.
“Los Juegos de París serán los más jóvenes, más inclusivos, más urbanos y más respetuosos. Serán los primeros con una paridad total de hombres y mujeres”. Así lo dio a conocer el presidente del COI, Thomas Bach, en su discurso inaugural de los Juegos del agua y de los récords.
Los bulevares, muelles y el curso del Sena, desde el inicio del ‘desfile’ en el Puente de Austerlitz, junto al Jardin des Plantes, se convirtieron en la mayor grada olímpica de la historia. Acogieron a 326.000 espectadores -222.000 de ellos con entrada gratuita-, en la primera ceremonia de apertura de los Juegos fuera del estadio.
Los juegos de los récords
A bordo de 85 embarcaciones, los olímpicos de las 206 delegaciones fueron aclamados desde el gradería como los gladiadores de la antigua Roma. Se trató de un recorrido de cerca de 6 kilómetros que la flota completó hacia el oeste pasando por debajo de puentes históricos como el de Alejandro III, declarado Patrimonio de la Humanidad y que une Los Inválidos, el Grand y Petit Palais.
Junto al arco de la contrarreloj de este sábado, desde la tribuna de prensa a los pies de la Torre Eiffel, dos de las 80 pantallas gigantes instaladas en el recorrido enmarcaban la imponente torre de hierro más universal, mientras que 400 bailarines de los 3.000 artistas llenaban de cabriolas el ‘decorado’ y desafiaban a una lluvia empeñada en emborronar el espectáculo urbano y clásico concebido por el director y actor francés Thomas Jolly.
“Enchanté, synchronicité, liberté, égalité, fraternité, sororité, sportivité, festivité, obscurité, solennité, solidarité, éternité”, fueron las 12 pinturas artísticas que representó la ceremonia. Doce paradas: encanto, sincronía, libertad, igualdad, fraternidad, hermandad, deportividad, festividad, oscuridad, solemnidad, solidaridad y eternidad hacia el corazón de París.
La antorcha olímpica
La icónica torre parecía guardar el mayor secreto de esta ceremonia, el de un enmascarado con la antorcha olímpica que siguió el desfile por los tejados de París, cruzando el Sena en tirolina e hilando los distintos temas de una espectacular retransmisión que empezó con el exfutbolista Zidane cediendo la antorcha a unos niños y a este enmascarado, quienes aparecieron ya en el Sena.
A partir de ahí empezó el desfile de embarcaciones, de equipos olímpicos, encabezados como marca la tradición por Grecia.
Thomas Bach, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, encabezaron el palco de autoridades en Trocadéro, y la expresión “Ça ira” (‘todo irá bien’) culminó el prólogo, aceptando, además del reto deportivo, el desafío en materia de seguridad que planteaba este día.