Para una economía, lo mejor es que los precios sean sinceros, sin subsidios. Es lo ideal en un sistema libre, en el que los precios se rigen por la oferta y la demanda.
En Ecuador, los combustibles están subsidiados, y el Estado cubre el valor de esa subvención con el dinero que recauda de los impuestos de todos los ciudadanos, incluso de quienes no tienen vehículos.
Para sincerar precios, si el Gobierno aspira a eliminar el subsidio a los combustibles, en forma paralela, debe eliminar impuestos que están demás, como el ICE.
Los excesivos aranceles para los automotores, el impuesto a la salida de divisas, al rodaje, entre otros que afectan al bolsillo de los ciudadanos.
“Cualquier medida recaudatoria puede ser insuficiente si no hay reducción de gastos”.
Al mismo tiempo, es preciso que se reduzcan voluminosos gastos del Estado que no tienen sentido.
Gastos como empresas públicas ineficientes o innecesarias, la excesiva burocracia, los elevados costos que representa la corrupción.
Entonces, tan importante como la eliminación de los subsidios es la reducción de impuestos y gastos públicos.
De lo contrario, a futuro se crearán nuevos impuestos porque los actuales ya serán insuficientes frente a la voracidad del aparato estatal.
Si no se arregla la economía del sector público, cualquier medida recaudatoria terminará siendo poco efectiva con el paso del tiempo, convirtiendo los tributos en un círculo vicioso.
Editorial de El Diario publicado el martes 4 de junio del 2024 en nuestra edición impresa.