En el corto plazo se deben aplicar acciones que aseguren la vida de las personas en las vías públicas. Hay que trabajar en la seguridad vial.
No puede haber tanta pasividad ante los cientos de muertos que cada año hay en las carreteras del país.
El Estado tiene que poner el tema de la prevención de accidentes de tránsito, seguridad vial, en la órbita de política pública y sacarlo de los cajones de las oficinas estatales.
Hay que frenar la muerte y mutilación de seres humanos, con leyes más modernas y acordes a las exigencias internacionales, adaptándolas, eso sí, a las necesidades nacionales, pero, además, con educación.
Sin un cambio que nazca del conocimiento y la conciencia será difícil una evolución positiva, sostenida y duradera.
“Las medidas que se toman responden más a la coyuntura de accidentes y no a las necesidades”.
Eso no será suficiente. Vías más seguras, en buen estado, señalizadas y con normas técnicas de calidad, son fundamentales.
También lo son vehículos que protejan mejor a los seres humanos; Ecuador debe incrementar las exigencias de la seguridad pasiva y la asistencia inteligente en los vehículos como una forma de proteger a los ocupantes de los carros y a los usuarios de las vías.
La educación es el camino en el mediano y largo plazo. Educación a peatones, ciclistas, motorizados, choferes, agentes y, en definitiva, a todos los actores que coinciden en las vías del país.
Editorial de El Diario publicado el sábado 8 de marzo del 2024 en nuestra edición impresa.