Las entidades públicas, cuyos edificios se afectaron a consecuencia del terremoto del año 2016, deben decidir qué hacer con los predios y terrenos que permanecen abandonados en el centro de Portoviejo.
En la mayoría de los casos, los edificios debieron ser derruidos debido a las condiciones de riesgo en que quedaron.
En otros, ante la posibilidad de recuperarlos, quedaron en una prolongada espera, convertidos en inmuebles y terrenos sin uso ni vigilancia.
Lo paradójico es que varias instituciones han preferido pagar arriendos para ubicar sus oficinas, en vez de decidir la reconstrucción de los edificios.
“Muchas entidades cobraron el seguro, pero destinaron esos fondos a otros fines”.
Y llama más la atención si se toma en cuenta que hubo entidades que cobraron el seguro por el daño de sus bienes, pero destinaron esos recursos a otros fines.
Las autoridades deben tomar medidas para evitar que a casi ocho años del terremoto se mantengan esos predios como testigos de un hecho que cambió la vida y la imagen de la ciudad.
Y además que sigan convertidos en monumentos del desinterés del sector público por aportar con una reconstrucción en la que ellos mismos han quedado debiendo.
Editorial de El Diario publicado el martes 6 de febrero del 2024 en nuestra edición impresa.