La elevación de impuestos, ya sea con el incremento de las tasas actuales o con la creación de nuevos tributos, no será muy efectivo si el Estado no hace una estricta optimización del gasto público que incluya medidas que eliminen la corrupción en todos los frentes.
De nada sirve que el Gobierno central recaude más dinero si no se eliminan las argucias que contribuyen al despilfarro de recursos, como por ejemplo, la excesiva burocracia en determinadas entidades.
Tampoco resulta muy útil si no se vigilan los frentes por los que los fondos públicos escapan hacia los bolsillos de la corrupción.
Si no hay formas de control, lo que se logrará es engrosar gastos innecesarios y dispendio el dinero que el Estado obtenga de la imposición de tributos que, simultáneamente, disminuyen los ingresos del grueso de la población.
“Es preciso que se afinen los medios de transparencia, como la rendición mensual de cuentas”.
Por ello, es necesario que se disponga, también, un severo control del gasto en las entidades del sector público, incluidas las llamadas autónomas que, sin embargo, se financian con asignaciones estatales.
Hoy, con más razón, es preciso que se afinen los medios de transparencia, como la rendición mensual de cuentas a través de las páginas institucionales, para que los ciudadanos puedan conocer de cerca el uso de los recursos que, a la postre, salen del bolsillo de todos. La elevación de impuestos no sirve sin optimización.
Editorial de El Diario publicado el viernes 15 de marzo del 2024 en nuestra edición impresa.