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Con el veto presidencial al proyecto de ley para la transferencia automática de las asignaciones a los gobiernos seccionales, volvió a imponerse el centralismo.

Se priorizaron las cuentas del Estado central por sobre las necesidades de los gobiernos provinciales, municipales y parroquiales.

Como el poder está más vinculado al Gobierno central que a los seccionales, la gestión para que las transferencias sean automáticas es difícil.

En este caso, el Gobierno, al ver que la aplicación de la ley puede complicar aún más las ya difíciles cuentas fiscales, vetó totalmente el proyecto.

Sin embargo, vale notar que el mismo drama que vive el Gobierno central lo sufren los gobiernos seccionales, sólo que estos no tienen el poder de vetar, proponer o aprobar leyes.

El tema debe mantenerse vigente en la campaña electoral.

Además en los foros públicos para conservar el espíritu de las transferencias automáticas como una solución a los problemas económicos de los GAD.

“Las transferencias económicas son una solución para las finanzas de los GAD”.

Los próximos asambleístas deberán insistir en este proyecto, una vez que transcurra el plazo que da el veto presidencial.

Esta es una de las luchas que se deben librar desde los organismos locales para combatir el centralismo. Ecuador merece ser administrado con más autonomía.

Editorial de El Diario publicado el sábado 8 de junio del 2024 en nuestra edición impresa.