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El Ejecutivo ha dispuesto otra vez el tema de los estados de excepción en cinco provincias de la Costa, incluida Manabí, en vista de las condiciones de inseguridad que permanecen pese a que ya se tomó este tipo de medidas con anterioridad.

Es adecuado que se tomen estas decisiones de estados de excepción cuando, como ahora, existen riesgos severos contra la seguridad de las personas, de la propiedad privada y de las instituciones.

Pero no es suficiente cuando no se asignan recursos y se deja que todo quede en meros enunciados.

En estos casos, el resultado puede ser contrario al que se busca.

El gobierno anterior emitió cerca de veinte decretos de estados de excepción, la mayoría para hacer frente a la creciente inseguridad.

“Los estados de excepción no pueden convertirse en medidas habituales”.

Sin embargo, no tuvieron la contundencia que se espera de este tipo de medidas que, como su nombre indica, deben ser excepcionales.

El mes pasado, en medio de un estado de excepción más restrictivo que el actual, hubo una escalada de crímenes en Manabí.

Y pese a eso la fuerza pública, con todas las atribuciones que tenía, no logró hacer nada.

Es necesario que el Gobierno analice el alcance y las consecuencias de los estados de excepción. No pueden convertirse en medidas habituales.

El país requiere soluciones a los problemas de inseguridad.

Editorial de El Diario publicado el jueves 2 de mayo del 2024 en nuestra edición impresa.