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Manabí parece tener mala suerte con sus obras, pero más con las de reconstrucción posterremoto como el Palacio de Justicia. La mayoría de los trabajos han sufrido retrasos por contratos mal hechos, corrupción, falta de dinero, centralización y otras causas.

Ocurre actualmente en Manabí, con el Palacio de Justicia de Portoviejo, que, tras una rescisión de contrato, sigue en el limbo, a la espera de un nuevo proceso contractual.

Mientras, las dependencias judiciales están dispersas, lo cual afecta a los usuarios.

Ocho años después, la reconstrucción de este edificio está demorada por la falta de una decisión del Consejo de la Judicatura.

En igual situación están otros bienes del Estado, como el edificio del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Ese edificio permanece destruido y convertido en un foco de insalubridad y delincuencia que afecta a los sectores cercanos.

“Falta una actitud proactiva de los representantes provinciales”.

Y pasó, asimismo, con la construcción de los hospitales de Chone, Pedernales y Bahía de Caráquez, que tardó más de lo anunciado, aunque en algunos de estos casos tuvo mucho que ver, también, la corrupción.

Siendo la tercera provincia en población, Manabí requiere una atención pronta de los gobiernos.

Además una actitud proactiva de sus representantes políticos, que estén atentos al cumplimiento de lo ofrecido y, de no ser así, que levanten su voz de reclamo.

Editorial de El Diario publicado el jueves 6 de junio del 2024 en nuestra edición impresa.