Este mes se conmemora el Día Mundial de la Alimentación. La ONU envía un mensaje contundente: la sociedad debe trabajar “en conjunto por una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor ambiente, una vida mejor y sin dejar a nadie atrás”. En ese sentido, el trabajo desde la producción y la nutrición de cultivos toman un rol clave donde el agricultor es el protagonista.
Gracias a su labor se logró mantener la seguridad alimentaria durante la pandemia, y los ecuatorianos pudieron acceder a alimentos saludables. En economía, él es responsable del 8% del PIB nacional y, en el campo de sembrar en los 4,3 millones de hectáreas cultivadas que tiene Ecuador.
Desde todas las áreas involucradas con la cadena de alimentos se innova para obtener productos sanos y se cultivan en el marco del respeto con el ambiente. Organizaciones como Yara Ecuador, proponen soluciones nutricionales que reducen el impacto en el medio ambiente, logrando que los agricultores sean más productivos y rentables a través de una agricultura sostenible que garantice la seguridad alimentaria y, al mismo tiempo, promueva ecosistemas saludables y apoye el uso eficiente de los recursos.
“Ecuador representa un mercado en potencia que se convertirá en una despensa de alimentos para el mundo. Yara busca apoyar al país para el desarrollo de una agricultura sostenible. Somos conscientes de los retos que enfrenta el campo en materia de cambio climático, aumentar los niveles de producción, mejorar la calidad de los productos, uso eficiente del agua y suelo”, expresa Jaime Vinces, gerente comercial de Yara Ecuador.
Adriana tiene la fuerza de renacer
Es manabita y tiene 27 años. Con su familia, desde hace tres generaciones, han tomado decisiones drásticas para enfrentar los problemas. Es una mujer fuerte como el roble. En principio, cuando su abuelo empezó con sembríos, cultivaban sandía, algodón y maíz. Adriana decidió estudiar y conocer porqué sus sembríos no dejaban ver ganancias. Y esa decisión fue trascendental. A partir de entonces entendió que reciclar semillas no era óptimo, por ejemplo. Se decidió por sembrar maíz con semillas certificadas.
“A través de los ingenieros de Yara, que capacitan permanentemente a los agricultores en la zona, evidencié que el uso de fertilizantes basados en nitratos da mejores resultados en el cultivo. Por ejemplo, en la época de mis abuelos, los rendimientos oscilaban entre las 2,27 toneladas por hectárea. Ahora los rendimientos son de 8,17 a 9,1 tonelada por hectárea”, expresa Adriana.
Esta mujer de hierro ayuda a otras, es una inspiración para ellas. “Actualmente pertenezco a la organización Amucomt, Asociación de mujeres comunitarias del cantón Tosagua, ubicado en la provincia de Manabí. Lidero a un grupo de mujeres productoras en donde nos dedicamos a las actividades agrícolas en campo, específicamente realizamos trabajo de siembra y fertilización de menor esfuerzo físico, en el cultivo de maíz”.
El niño que ama la tierra
Fabián, desde los vastos cafetales, recuerda su primera infancia, cuando cumplió 6 años. Rememora cuando, de la mano de sus abuelos, veía cómo la tierra era pródiga, que les daba todo. Con el paso de los años, hoy ya con 24 años, y con escasos meses para titularse como ingeniero agropecuario, sostiene con más fuerza aquel agradecimiento. Esa idea lo guía y lo sigue inspirando.
Su padre es un productor maicero reconocido en Manabí y su espíritu innovador lo ha empujado a que su familia, incluido Fabián, busquen las mejores formas de sembrar y cultivar para obtener los buenos resultados. Todo el tiempo están ensayando nuevas maneras de nutrir los cultivos sin afectar el suelo.
“Mi objetivo es convertirme en un referente de la agricultura de nuestra zona, siendo un ejemplo por las acciones más no por las palabras, en donde pueda lograr incentivar las ganas de los jóvenes productores en mejorar cada día nuestros campos, volver a ser de la zona sur de Manabí una elite de la agricultura en el Ecuador, sin olvidar el cuidado de nuestro planeta”, se plantea Fabián para su presente y futuro.
Son precisamente todas estas experiencias las que robustecen al sector y encaminan a tener un mundo mejor alimentado, con acceso y sin exclusiones, para continuar produciendo alimentos para abastecer a una población en crecimiento que demanda alimentos de calidad.