La ayuda de canes para detección, búsqueda y rescate ha estado presente desde hace más de 40 años alrededor del mundo debido a sus grandes capacidades olfativas.

En el sistema tradicional de adoctrinamiento canino, esta actividad suele estar asociada con recompensas para el perro y una dependencia psicológica con los entrenadores, sin embargo, otros métodos permiten un mejor desempeño aumentando la efectividad de la misma.

Un ejemplo es el Método Arcón, desarrollado por Jaime Parejo en 1994 luego de doce años de investigación. Está basado en el umbral mínimo de percepción olfativa, es decir, la mínima energía de un cuerpo que puede ser detectada por un perro y ha sido aplicado exitosamente en diferentes aspectos como la detección de substancias, explosivos, armas, papel moneda, olor humano y la investigación post incendios.

Gracias a los resultados, reconocidos internacionalmente por Naciones Unidas, incluso se han realizado iniciativas que lo aplican en la biodetección de enfermedades en humanos.

Hace dos años en Ecuador, con el inicio de la pandemia, iniciaron las pruebas para que estos canes detecten a personas enfermas de Covid-19. Patricio Galiano, exalumno de la Universidad Internacional SEK e Instructor Oficial del Método Arcón, lideró esta iniciativa que, en palabras de Jaime Parejo, ha conseguido un 100% de efectividad para la búsqueda de pacientes gracias al máximo nivel de concentración que los perros consiguen con esta técnica.

Ellos partieron desde el hecho que todo tipo de infección produce una reacción fisiológica que genera elementos orgánicos volátiles en el cuerpo, algo que ya ha sido demostrado con varios estudios internacionales en virus como la gripe. Con esto en mente, los perros fueron entrenados para detectar los diferentes olores que una persona enferma produce, dando como resultado que los canes podían detectar las infecciones, aunque estas aún no presenten síntomas.

Según Galeano, su objetivo no es reemplazar las pruebas tradicionales, sino ser complementarias en lugares como aeropuertos o colegios, incluso podría aplicarse en la detección de casos de dengue infantil en zonas rurales para un diagnóstico temprano.