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Elizabeth Gabriela Bravo ha pasado parte de su vida en un hospital. A ella le falta la pleura pulmonar. Esto es una membrana serosa que tiene una doble hoja. Por un lado está la que recubre a la superficie de los pulmones (pleura visceral), y, por otro, la que hace lo mismo, pero en la pared torácica, explicó la joven de 20 años y alumna del séptimo semestre de Odontología en la universidad de Manta.

La debilitación del pulmón de Elizabeth ante la falta de la pleura pulmonar le origina que le falte la oxigenación, algo así como si tuviera asma.
Esta dolencia le impidió tener una infancia normal porque siempre se ahogaba cuando corría o tenía emociones fuertes.

Sin embargo, aprendió a vivir con ello. Para hacer llevadera su enfermedad, siempre carga consigo inhaladores.
Los inhaladores son dispositivos portátiles que administran medicamentos a los pulmones atomizados en gotas diminutas para que  pasen directamente con la respiración a las vías aéreas.

A Elizabeth tampoco le han faltado las inyecciones, oxigenación y hasta nebulizaciones.
En algún momento podría necesitar un trasplante de pleura pulmonar, por lo que su nombre está en lista para aquello.

Hace poco, Elizabeth fue candidata a Reina de Manta y resultó electa virreina (Señorita Patronato).
“En esos días el estrés me colapsó un pulmón por los días intensos de ensayo; incluso, aunque no se vio en televisión, esa noche tuvieron que ponerme oxígeno tras cámaras”, contó.

Ser candidata a reina de la ciudad fue un sueño para esta joven mantense, que durante los últimos tres años quiso concursar en el certamen, pero sus limitaciones y miedos se lo impidieron.

Este año, sin embargo, lo intentó. Recuerda que el día del casting llegó tarde, porque justo le había salido un trabajo de modelaje en Quito y unas cortas pasantías de odontología allá.

“El día que debía regresar perdí el vuelo, y regresé en bus. Llegué justo cuando el casting había concluido, pero, a pesar de ello, me dejaron hacer la prueba de modelaje. Ese día hubo más de 80 chicas”, relató.

Ahora no quiere ser recordada como una chica enferma, sino que la conozcan como ‘Elizabeth la que cumple sus sueños’, aseveró.

Elizabeth vive con su mamá y sus abuelos. A su madre la ve muy poco porque trabaja como empleada doméstica en una casa. “Sin mi madre no sería lo que soy hoy día. Amo lo que hace porque es para mi bien y el de mi hermano”, remarcó.

Para costear sus estudios, Elizabeth trabaja los sábados y domingos desde las 8 de la mañana en el restaurante Kalua.