Compártelo con tus amigos:

La tasa de abandono escolar en los sistemas fiscales, fiscomisionales, municipales y particulares es preocupante.

A nivel nacional, según las estadísticas del Ministerio de Educación, la cifra de matriculados en el período 2023-2024 fue incluso menor que la registrada en el inicio de la pandemia por coronavirus. En ese año lectivo (2020-2021) la población estudiantil fue de 4’314.777, la cantidad más baja desde el 2011 (4’380.546).

Esto, para los docentes, es una clara muestra de que la crisis económica y de seguridad golpea a miles hogares ecuatorianos, ya que debido a estos problemas muchos padres se han quedado sin recursos para enviar a sus hijos a estudiar y, en otros casos, han tenido que abandonar el país en busca de mejores perspectivas.

Así lo explica Hugo Ramos, rector de la Unidad Educativa Informática Portoviejo, donde la cantidad de niños y adolescentes que dejaron la institución se duplicó entre 2023 y 2024.

“Durante el año anterior hubo cinco estudiantes que abandonaron (el plantel) por procesos migratorios, reencuentro de familias. En el presente período hubo 30 retiros de documentos, algunos van a continuar en otro plantel, pero de esos, unos doce estudiantes se fueron porque sus padres se han ido a otros países. Eso se vio en niveles de básica, niños de primero, tercero, cuarto año (…)”, indica Ramos, quien señala que algunos partieron a EE. UU., España y Chile.

Kemi Loor, presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE) Manabí, recuerda que el problema de deserción escolar es tan grave que por ello la organización insiste desde el año pasado en que se declare en emergencia al sector educativo, para que se asignen más recursos y así arrancar con un plan de reinserción.

No obstante, reconoce que los factores de esta problemática están directamente relacionados con la crisis económica, por lo que es necesario tomar otras medidas, y eso lleva tiempo.

Crisis influye al abandono escolar

“Según el INEC, los principales motivos son la pobreza, la inseguridad y la falta de trabajo. Los padres tienen dificultades para comprar los útiles, los uniformes, los textos que no están entregando en los planteles fiscales. Esto ha llevado a las familias a salir del país, hay niños cruzando solos la frontera”, indica Loor.

El Ministerio de Educación revela que en el régimen Costa-Galápagos hubo 64.000 menores que no se registraron en el sistema educativo el año anterior. De estos, 56.000 corresponden a la educación general básica y 7.889 al bachillerato.

Si bien aún no hay cifras del total de matriculados para el período 2024-2025, Loor teme que esta cantidad aumente.

A nivel regional, Manabí es la tercera provincia con mayor reducción estudiantil, después de Guayas y Esmeraldas. Esto va de la mano con la tasa de abandono que ha ido en aumento desde el 2020, registrando un porcentaje de 1,29 a 1,55 y 1,65. (Ver gráfico)


Al respecto, Loor menciona que, según los registros de la UNE, de cada 40 estudiantes que hay en las aulas en Manabí, dos o tres niños se van ausentando durante el año escolar y finalmente no regresan.

En la Unidad Educativa Olmedo, uno de los planteles fiscales más grandes de Portoviejo, también se han registrado casos de estudiantes que se desvincularon por motivos migratorios. Anita Moreira, rectora, comenta que en el período 2022-2023, entre ocho y diez alumnos salieron del plantel educativo.

Así, el año lectivo empieza formalmente en medio de incertidumbre. Esto por el mal estado de algunos planteles educativos denunciados por la UNE, la poca información de la entrega de textos y uniformes escolares. Sumado al endeudamiento de los padres para la compra de los útiles.

¿Cómo afecta que niños y adolescentes dejen de estudiar?

Hugo Sánchez, psicólogo, indica que el abandono escolar puede afectar en gran medida a los niños y adolescentes.

“Si el contexto indica que desertar es fracasar, el niño puede proyectar ese pensamiento de ‘soy un fracasado, soy alguien que no puede alcanzar metas’”, menciona el profesional.

De ahí que los menores se vuelvan más vulnerables en medio de la ola delictiva que azota al país.

“Hemos visto que muchos adolescentes se inclinan hacia el lado delictivo, piensan ‘como ya no tengo educación, qué otra forma tengo de sustentar mi vida, de ganar recursos’.

Los riesgos siempre están al acecho”, dice Sánchez.