Ecuador es “uno de los principales puntos de embarque para el tráfico global de cocaína”.
Así definió el portal especializado InsightCrime al país sudamericano en su reporte anual de 2023, publicado en marzo.
El asesinato el miércoles del candidato presidencial Fernando Villavicencio tras un acto de campaña en el centro de Quito volvió a poner de relieve la situación de inseguridad y violencia en la que se encuentra inmerso el país.
Y es que con menos de la mitad de la población de Colombia y un territorio cuatro veces menor, Ecuador ha pasado en los últimos años de ser un país “de tránsito” de la droga a uno en el que esta se almacena, se procesa y se distribuye.
La cocaína
El Departamento de Estado de EE.UU. calculó en 2019 que un tercio de la cocaína de Colombia pasa por su vecino del sur antes de dirigirse a Norteamérica y Europa.
Y, aunque no hay estimaciones más recientes, se cree que en los últimos años el protagonismo de Ecuador (también fronterizo con otro gran productor, Perú) en el mercado internacional de esta droga se ha reforzado.
Ese cambio de paradigma se nota en la mayor cantidad de droga —principalmente cocaína— decomisada, en el cada vez más habitual descubrimiento de laboratorios y, sobre todo, en el aumento exponencial de la violencia, señala en un reportaje la BBC.
Cárceles
Esta última se ha hecho muy visible en las cárceles, que han sido escenario de una serie de masacres con más de 450 muertos desde 2020. Las cada vez más fuertes bandas criminales, entre ellas los Lobos, Los Choneros o los Tiguerones, tienen fuertes vínculos con los carteles del narcotráfico y las mafias internacionales y se disputan el control territorial tanto dentro como fuera de la cárcel.
Esto ha desencadenado una ola de violencia sin precedentes que convierte a Ecuador en el país de América Latina donde más han aumentado la inseguridad y el crimen en los últimos años. Tanto la producción como el consumo de cocaína en el mundo han ido en aumento en los últimos años.
“La oferta mundial está en niveles récord”, reflejó el Informe Mundial sobre Cocaína 2023 de la ONU. Este señaló que entre 2020 y 2021 el cultivo de coca se disparó un 35%, récord histórico y el mayor crecimiento interanual desde 2016, favorecido por un aumento de la demanda en todo el mundo.
Esto engrosó las rutas que pasan por Ecuador, país limítrofe con los departamentos de Nariño y Putumayo, donde se produce más de un tercio de la cocaína de Colombia.
Uno de los datos que muestran esta realidad es el aumento de las incautaciones por parte del servicio ecuatoriano de antinarcóticos.
Incautación
Sus agentes decomisaron más de 122 toneladas de estupefacientes -principalmente cocaína- entre enero y julio de este año, superando el récord para ese período de 98 toneladas en 2021. Ecuador “es el país de Sudamérica no productor de cocaína que más droga incauta”, indicó a BBC Mundo en 2021 Renato Rivera, investigador de la Red Latinoamericana de Análisis de Seguridad y Delincuencia Organizada (Relasedor).
Los expertos consultados por BBC Mundo señalan varios factores que explican cómo Ecuador escaló desde ese país de tránsito a tener un mayor protagonismo en las redes de narcotráfico de América Latina. La fumigación y erradicación de cultivos ilícitos llevadas a cabo por las autoridades colombianas tuvieron como resultado una “transfronterización” de los mismos, sobre todo a partir de los primeros años 2000.
Es lo que se conoce como “efecto globo”, según el cual cuando se reprime la producción de drogas en una región, esta aumenta en otras. InsightCrime explica que los grupos criminales ecuatorianos tradicionalmente operan de manera fragmentada, actuando fundamentalmente como subcontratistas de organizaciones criminales extranjeras.
Las bandas
Según los expertos, en Ecuador hay varias organizaciones locales trabajando con los carteles mexicanos.
Entre ellas están los Choneros, que han cooperado históricamente con el cartel de Sinaloa; y los Lobos, los Lagartos y los Tiguerones con el CJNG.