Una revisión de 180 estudios científicos converge en que mil millones de personas pierdan la vida de forma prematura durante el próximo siglo por el cambio climático asociado a la actividad humana.
El estudio propone políticas energéticas agresivas que permitirían reducciones inmediatas y sustanciales de las emisiones de carbono que generan el cambio climático.
Además recomienda un mayor nivel de acción gubernamental, corporativa y ciudadana para acelerar la descarbonización de la economía global.
El objetivo es minimizar el número de muertes humanas proyectadas.
“Esta muerte masiva es claramente inaceptable. Realmente es bastante aterrador, especialmente para nuestros niños”, dijo Joshua Pearce.
Él es profesor de la Universidad de Western Ontario y autor del estudio, que ha publicado en la revista Energies junto con Richard Parncutt de la Universidad de Graz (Austria).
Pearce y Parncutt descubrieron que la literatura revisada por pares sobre los costos de mortalidad humana de las emisiones de carbono convergía en la “regla de las 1.000 toneladas“.
Esa es una estimación de que se produce una muerte prematura en el futuro cada vez que se queman aproximadamente 1.000 toneladas de carbono fósil.
Ejemplo para entender el calentamiento y el cambio climático
“Las cifras de energía como los megavatios significan algo para los ingenieros energéticos como yo, pero no para la mayoría de las personas”, dijo.
“Sin embargo, el recuento de cadáveres es algo que todos entendemos”, dijo Pearce, profesor de Western Engineering y Ivey Business School.
“Si se toma en serio el consenso científico sobre la regla de las 1.000 toneladas y se hacen números, el calentamiento global antropogénico equivale a mil millones de cadáveres prematuros durante el próximo siglo. Obviamente, tenemos que actuar. Y tenemos que actuar rápido”, dijo.
Pearce, un experto en política energética, espera que al cambiar y desafiar el lenguaje y las métricas del calentamiento global, más formuladores de políticas y líderes de la industria comprendan mejor las duras verdades sobre la dependencia mundial de los combustibles fósiles.
“A medida que las predicciones de los modelos climáticos se vuelven más claras, el daño que estamos causando a los niños y a las generaciones futuras puede atribuirse cada vez más a nuestras acciones”, afirmó Pearce.
Cuando se reconoce esta correlación directa, ya no se pueden ignorar las responsabilidades por las emisiones de gases de efecto invernadero.
El estudio encontró que para limitar estas enormes responsabilidades futuras y salvar muchas vidas humanas, la humanidad necesita dejar de quemar combustibles fósiles lo más rápido posible y seguir un enfoque más agresivo en materia de eficiencia energética y energía renovable.