Compártelo con tus amigos:

El Mediterráneo oriental y Oriente medio son “un punto caliente” del cambio climático y, sin acciones decididas, se prevé que las temperaturas lleguen a aumentar cinco grados este siglo, además de producirse una serie de fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes.

Olas de calor, sequías, tormentas de polvo y lluvias torrenciales, con importantes efectos sobre las personas, “serán pronto una realidad” a menos que se tomen medidas climáticas inmediatas, ambiciosas y transfronterizas.

Así lo indica un informe que publica Reviews of Geophysics, que identifica esas dos zonas como “un punto caliente del cambio climático”, las cuales se están calentando casi dos veces más rápido que la media mundial y más rápidamente que otras partes habitadas del mundo.

El informe del Instituto Max Planck de Química (Alemania) y el Instituto de Chipre, como preparación para la COP27, que se celebra en Egipto el próximo noviembre, ofrece una evaluación actualizada y exhaustiva de los datos de medición y los análisis climáticos recientes.

El análisis incluye a Arabia Saudí, Bahréin, Chipre, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Grecia, Irán, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Palestina, Catar y Turquía. Una región que está superando rápidamente a la Unión Europea como fuente de gases de efecto invernadero y convirtiéndose en “un importante emisor a escala mundial”.

Las proyecciones basadas en una trayectoria sin cambios indican, para lo que queda de siglo, un calentamiento global de hasta 5 grados más, que será más fuerte en verano y estará asociado a olas de calor sin precedentes que pueden ser socialmente perturbadoras.

Además, la región experimentará una escasez de lluvias que comprometerá la seguridad hídrica y alimentaria, explica el Instituto Max Planck.

Una situación que se espera que afecte a “prácticamente todos” de forma grave, con impactos potencialmente devastadores en la salud y los medios de vida de los 400 millones de personas que viene en esos países y con implicaciones a nivel mundial.

El fuerte aumento de la gravedad y la duración de las olas de calor, las sequías y las tormentas de polvo, así como las lluvias torrenciales, que se prevé que desencadenen inundaciones repentinas, pueden tener “efectos potencialmente perturbadores para la sociedad” .

La evaluación también incluye un debate sobre la contaminación atmosférica y el cambio de uso del suelo en la región, considerando la urbanización, la desertificación y los incendios forestales, e incluye recomendaciones para posibles medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.

Las proyecciones que asumen que no habrá una acción climática inmediata y ambiciosa para evitar las actuales tendencias “implican una expansión hacia el norte de las zonas climáticas áridas a expensas de las regiones más templadas”, destacó el primer autor del estudio George Zittis, del Instituto de Chipre.

Los expertos prevén que el nivel del mar suba a un ritmo similar al de las estimaciones mundiales, aunque consideran que muchos países de la zona no están preparados para esa circunstancia.

Para evitar los fenómenos meteorológicos más extremos en la región es urgente una acción climática inmediata y eficaz, así como un mayor colaboración entre los países para hacer frente a los impactos adversos previstos.

El estudio señala que el cumplimiento de los principales objetivos del Acuerdo de París podría estabilizar el aumento anual de la temperatura en la zona a unos dos grados para finales de siglo, en lugar de “los devastadores 5 °C que se prevén en un escenario sin cambios”.

Por ello, la necesidad de cumplir los objetivos de ese acuerdo “es ahora más importante que nunca”, destacó Jos Lelieveld, director del Instituto Max Planck de Química.