La preocupación comienza a instalarse en el París Saint-Germain, que todavía espera ver al Lionel Messi decisivo por el que suspiran sus aficionados, el jugador que acaba de ganar el Balón de Oro pero que con su nueva camiseta encadena partidos mediocres.
Un gol y tres asistencias en liga parecen poco para las expectativas que el fútbol parisiense, club y aficionados, habían situado sobre un jugador al que se le cuelga habitualmente la etiqueta de mejor futbolista de la historia.
La prensa alimenta esa inquietud sobre un futbolista de 34 años que, por ahora, no ha encontrado su hueco en un equipo plagado de estrellas.
“Messi se estrella en la liga”, titula el influyente L’Équipe, mientras que el no menos seguido por los aficionados Le Parisien considera que el argentino es “un genio que todavía no ha salido de la lámpara”.
El propio jugador lo reconoció el pasado lunes, poco después de abrazar por séptima vez el Balón de Oro: “Me estoy adaptando a un nuevo club, a una nueva ciudad”.
Tampoco parece preocupar la situación al entrenador, Mauricio Pochettino, para quien “es una cuestión de tiempo”.
“Creamos ocasiones y es cierto que hemos tenido mala suerte. Pero Leo marcará goles, tiene un talento increíble, siempre ha marcado goles y los marcará”, aseguró el entrenador en rueda de prensa.
El reloj parece ir, por ahora, en contra del jugador, mientras París aguarda y se impacienta para ver la versión que durante 17 mostró en el Barcelona.
Messi no está siendo el jugador decisivo que resolvía los problemas del Barça y en la capital francesa apenas se han visto rastros de su brillo.
MENOS EFICACIA. Las comparaciones son claras. Durante sus años en el Barça, el de Rosario marcaba casi un gol por partido, tiraba más de cinco veces a portería, 2,5 veces entre los tres palos.
Messi golpea menos y, por lógica, marca mucho menos. El periodo de gracia de 100 días acaba de superarse y, por ahora, el jugador no ha respondido en sus ocho primeros partidos en Francia.
Con la camiseta blaugrana superó los 30 goles en todas sus temporadas desde 2017, salvo la 2019-2020, cuando se quedó en 25.
Menos golpeo, peor puntaría y, según L’Équipe, menos implicación en el juego, porque Messi participa menos en el fútbol del equipo e intenta menos regates.
El jugador ha intentado menos de diez jugadas ofensivas por partido, frente a las quince que proponía en el Barça y los regates exitosos intentados no superan los cuatro en París, la mitad de los que hacía, de media, en España.
Messi no muestra su mejor condición física, le falta un punto que puede ser determinante en el tramo final de las jugadas de peligro.
El jugador se ha perdido ocho partidos desde su llegada, por falta de entrenamientos, por lesiones o por compromisos con su selección, lo que suponen ya tantos partidos como en toda la pasada campaña.
“No tiene las mismas piernas”, asegura el diario Le Parisien, que cree que el argentino economiza sus esfuerzos y eso le lleva a ser menos incisivo en el ataque.
Tampoco descartan que Pochettino no haya sabido encontrar el mejor fútbol para hacer brillar el genio del argentino.
El año pasado, en los doce primeros partidos de liga había conseguido siete goles y cuatro asistencias, para acabar la temporada con 38 tantos y 18 pases decisivos.
París espera todavía encontrar el brillo de un futbolista que marcó 672 goles en 778 partidos con el Barça.