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La cooperación entre humanos está íntimamente vinculada a la comunicación, una característica que se produce también en los chimpancés, quienes logran, a través de gritos específicos, partidas de caza con más participantes y mejores resultados.

La relación entre la comunicación vocal y la cooperación de grupo es antigua, un vínculo que parece existir desde hace, al menos, siete millones de años, con el último ancestro común entre humanos y chimpancés, indica un estudio que publica Science Advances.

Investigadores suizos y estadounidenses estudiaron, entre 1996 y 2018, a una comunidad de 77 chimpancés en Uganda, en especial los eventos de caza, con los que demostraron que estos primates utilizan señales vocales para facilitar las cacerias cooperativas.

El equipo liderado por Joseph Mine, de la Universidad de Zúrich, uso datos de 2.398 observaciones para construir un modelo lineal generalizado de efectos mixtos y lo aplicaron para entender si un tipo de sonido de los chimpancés denominado “ladrido de caza” estaba asociado a una mayor probabilidad de que los individuos participaran en una cacería de presas de mono.

El resultado fue que la probabilidad de unirse a una cacería era considerablemente mayor para los chimpancés que habían ladrado de antemano frente a los que no lo habían hecho, lo que “sugiere que las vocalizaciones señalaban su motivación para participar”.

Además, en la caza que estaba precedida de este tipo de sonidos participaban más chimpancés, por lo que el grupo era más eficaz a la hora de capturar a la presa través de los árboles.

“Los chimpancés que producen ladridos de caza proporcionan información a los que están cerca sobre su motivación para cazar y esta información puede persuadir a los individuos reacios a unirse, aumentando las posibilidades generales de éxito”, señaló Mine.

Si hay ladridos de caza no solo participan más individuos, sino que hay “una mayor velocidad en el inicio de la persecución y un menor tiempo para realizar la primera captura”, destacó Zarin Machanda, de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) y también firmante de del estudio.

Los autores indican que hay que seguir investigando para descubrir por qué los ladridos de caza tienen ese efecto, pues no está claro si esos sonidos se emiten de manera intencionada para coordinar las acciones precisas del grupo o si solo anuncian la decisión de un individuo de participar, lo que aumenta la probabilidad de que otros se unan y sean más eficaces.

Los biólogos evolucionistas tuvieron en cuenta una amplia gama de otros factores que pueden afectar al resultado de una caza, incluida la presencia de cazadores expertos y las posibles distracciones, pero la aparición de ladridos de caza mantuvo un papel clave.

“La comunicación desempeña un papel fundamental en la coordinación de complejos actos de cooperación en los seres humanos, y este es el primer indicio de que la comunicación vocal también podría facilitar la cooperación grupal en nuestros parientes vivos más cercanos”, según Simón Townsend, de la Universidad de Zúrich.