La tecnológica Huawei inauguró en el sur de China un laboratorio de investigación y desarrollo para impulsar sus dispositivos de deporte y salud como fuente de ingresos alternativa a la de los ‘smartphones’, donde ha perdido terreno por sus problemas con las autoridades estadounidenses.
El laboratorio, de 4.680 metros cuadrados, está centrado en la investigación en dichos campos y sus instalaciones albergan 80 experimentos para que los investigadores desarrollen nuevos productos inteligentes para la práctica del deporte o la monitorización de la salud.
TECNOLOGÍA APLICADA AL DEPORTE. Las instalaciones, a las que tuvo acceso EFE y en las que la empresa china ha invertido 200 millones de yuanes (31 millones de dólares, 27 millones de euros), incluyen estancias como un laboratorio capaz de recrear las condiciones de un entorno situado a 6.000 metros de altura para medir los efectos de la saturación de oxígeno en el cuerpo humano.
La cancha de bádminton y de baloncesto está equipada con 28 cámaras infrarrojas de alta velocidad para captar “al milímetro” los movimientos de los atletas y desarrollar así “nuevas funciones” para sus productos ponibles, aseguraron fuentes de la empresa.
Asimismo, existen en el centro instalaciones similares para detectar y estudiar los movimientos de los practicantes de deportes como natación, escalada o golf y de actividades como yoga o taichí.
UNA NUEVA COYUNTURA. La inauguración del centro se produjo en el otoño de 2021, un año complicado para la empresa china en el que su facturación cayó un 29 % interanual principalmente por los efectos de las sanciones estadounidenses, que Washington justificó en supuestos lazos con el ejército chino.
Como consecuencia, la firma perdió acceso a componentes y tecnología desarrollados en el país norteamericano, cuyo mercado también tuvo que abandonar.
Anteriormente Huawei había llegado a situarse por primera vez como mayor vendedora de teléfonos inteligentes del mundo en el segundo trimestre de 2020.
Según medios chinos e internacionales, la empresa tiene una reserva de una cantidad indeterminada de chips adquiridos antes de las sanciones para construir infraestructuras de telecomunicaciones, uno de sus principales negocios, o para mantener viva su producción de nuevos modelos de teléfonos inteligentes con la esperanza de que, en un futuro, se levanten las sanciones o encuentre una nueva forma de proveerse de chips.
Sin embargo, por depender de su ‘stock’, no puede producir teléfonos a la misma escala a la que lo hacía antes de las sanciones, problema que no tiene en otros productos como relojes o pulseras inteligentes, que necesitan microchips menos sofisticados disponibles en China y no sujetos a bloqueos.
De hecho, el presidente rotatorio de la compañía, Guo Ping, reconoció en octubre un “impacto significativo” sobre los negocios de Huawei dirigidos a consumidores, pero prometió mantener el “compromiso” con la innovación o las actividades de investigación y desarrollo, las cuales se aplican en el nuevo laboratorio a un sector en creciente demanda.
UNA OPORTUNIDAD EN UN SECTOR EN CRECIMIENTO. Los envíos de dispositivos llevables crecieron en el tercer trimestre de 2021 un 9,9 % hasta llegar a los 138,4 millones en todo el mundo, según la consultora IDC, y las pulseras, los productos más asociados con la salud y el deporte, representaron el 34,7 % del mercado.
La pandemia de la covid-19, según la consultora, ha hecho aumentar el interés por productos como pulseras con aplicaciones deportivas y de salud, aunque, aseguró, estos no fueron ajenos a los problemas en las cadenas de suministro en el tercer trimestre de 2021.
En un trimestre marcado por dichos problemas de suministro, Xiaomi, que se había posicionado como líder en los últimos tiempos en el sector de pulseras, fue superada por la propia Huawei y Apple, que se hicieron con las mayores cuotas de mercado en dicho trimestre, según IDC.
Huawei espera hacerse con una parte del pastel que supone el sector del ejercicio físico en China, que genera cada año un volumen de negocio de 7.100 millones de dólares (6.292 millones de euros), según la consultora china Daxue.
No en vano, el país asiático ha vivido en los últimos años una fiebre por deporte: el número de gimnasios se ha disparado desde los 500 que había en 2001 hasta los casi 50.000 a finales de 2019, y se calcula que unos 68 millones de chinos, el 4,9 % de la población, acuden a estos locales.
Pese a su rápido crecimiento, la proporción de usuarios de servicios de “fitness” en el país se encuentra todavía muy lejos de la existente en países occidentales como Estados Unidos, donde llega al 20 %, lo cual, según Daxue, “representa una enorme oportunidad de mercado”.