Un problema de salud que afecta a millones de personas y está considerado por la OMS como una pandemia, es la obesidad.
Considerada una enfermedad crónica, no discrimina condición social, sexo, edad o raza.
De acuerdo con la licenciada en nutrición y dietética Natividad Pinargote, la obesidad es un factor de morbi-mortalidad, ya que por ella se adquieren algunas enfermedades.
“También hay un componente psicosocial que puede afectar, aún más, la salud de quien la padece”, explica.
Debido a que su prevalencia aumenta cada día de manera acelerada, se ha convertido en un desafío de salud pública.
Y muchas personas en su afán de solucionar el problema, buscan métodos “fáciles” como la toma de suplementos que se ofertan en los mercados.
¿Los suplementos para combatir la obesidad son efectivos?
Según Pinargote, los suplementos destinados a la pérdida de peso son promocionados como “milagrosos”, ya que prometen resultados sin esfuerzo.
Estos contienen “un ingrediente dietético” que tiene como objetivo tratar la obesidad.
Los ingredientes pueden incluir hierbas, vitaminas, minerales, otros productos botánicos, aminoácidos y sustancias como enzimas, tejidos orgánicos y metabolitos.
La nutricionista señala que pueden presentarse como extractos o concentrados, y se encuentran en diversas presentaciones, ya sean pastillas, geles, barras, cápsulas, líquidos o polvos.
“Muchos de estos son vendidos por internet y no tienen los respaldos necesarios que avalen su calidad e inocuidad”.
¿Qué efectos adversos tienen los suplementos para perder peso?
A pesar de que muchos suplementos se presentan como seguros porque tienen ingredientes naturales, Pinargote advierte que “lo natural no siempre significa seguro”.
Y es que en lo natural también se encuentran muchas toxinas perjudiciales para la salud, y los efectos que estas provocan no siempre están descritos en las etiquetas.
La profesional señala que si bien es cierto hay suplementos que han demostrado resultados en la pérdida de peso, ninguno es completamente confiable, pues “la mayoría no posee estudios clínicos, por lo tanto existe muy poca evidencia científica”.
Además destaca que, aunque su origen sea natural, siempre habrá efectos adversos, sobre todo en personas con enfermedades conocidas u ocultas.
Entre las consecuencias más comunes enlista al daño renal y hepático.
Consultar con profesionales
Finalmente, Pinargote sugiere que el uso de suplementos debe restringirse de acuerdo a las necesidades y características de cada individuo.
Asimismo recalca que la obesidad es una enfermedad y que su tratamiento debe ser llevado de la mano de un médico y nutricionista, de manera individual.
“La clave es eliminar los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo”, concluye.
En conclusión, el uso indiscriminado de suplementos para combatir la obesidad puede generar mayor perjuicio que beneficio.