Por más justas que sean las pretensiones de un sector poblacional, no pueden caotizar a todo el país con un paro y con el pretexto de que el Gobierno no cumple sus aspiraciones.
Los indígenas son cerca del 8 % de la población ecuatoriana y, como todo grupo ciudadano, deben canalizar sus aspiraciones democráticamente a través de instancias como la Asamblea Nacional, la negociación con el poder Ejecutivo, o ganando la Presidencia.
De momento, hay una propuesta del Gobierno, que tiene el derecho y el deber asignado por la mayoría de votantes de llevar a cabo su plan.
Si el Gobierno no está actuando bien, a juicio de algún sector, se puede acudir a otras opciones que incluyen la revocatoria del mandato.
Las presiones de organizaciones o grupos de habitantes no pueden conducir a que se siembre el caos y la violencia como mecanismos de reclamo.
“Las presiones de grupos ciudadanos o políticos no tienen que llevar al caos y la violencia”.
Está próximo a iniciar el proceso preelectoral de cara a los comicios presidenciales que, si todo se da con normalidad, serían dentro de dos años.
Es una oportunidad para que quienes no están de acuerdo con el Gobierno busquen otras alternativas políticas para comandar a futuro al país.
Pero una paralización no contribuye a solucionar nada, mucho menos cuando el país recién trata de salir de la profunda crisis económica, social, humanitaria y hasta psicológica que provocó el covid.
Hay que revisar los resultados de protestas anteriores. Lo que causaron fue una pérdida ingente al sector productivo y al aparato estatal, a más de muertes, caos y destrucción. Eso no debe repetirse.
Editorial de El Diario publicado este martes 28 febrero del 2023 en nuestra edición impresa.