Las inconsistencias que se han dado a conocer en torno al escrutinio de los votos del 5 de febrero demuestran que el CNE no aprendió la lección de otros años.
Los hechos de esta vez están reconocidos por las autoridades del Consejo Nacional Electoral, quienes señalan que se debieron a problemas tecnológicos.
Si bien no es la primera vez que sucede, esta vez faltó previsión del CNE para evitar que ocurriera.
Los “apagones”, como se conoce a la interrupción de la transmisión de resultados en los momentos cruciales del escrutinio, suelen sembrar la duda, sobre todo en los sujetos políticos, y conducen a presunciones de irregularidades.
“Menciones de fraude empañan un proceso que debió ser transparente”.
El organismo electoral fue advertido con tiempo suficiente de la obsolescencia de los sistemas informáticos, pero la crisis económica impidió que se hiciera la renovación.
Más bien, se optó por aumentar las capacidades de los sistemas con el expreso fin de evitar interrupciones.
Finalmente, los cambios no surtieron los resultados que se habían anunciado.
Y de nuevo, por falta de previsión, las menciones de presuntos fraudes empañan un proceso que debió ser transparente por constituir una manifestación democrática.
Editorial de El Diario publicado este jueves 9 febrero del 2023 en nuestra edición impresa.