Las elecciones no pueden ser tomadas como el último paso en el proceso democrático, sino el principio de un avance hacia el trabajo conjunto entre la comunidad y los mandatarios.
El ciudadano tiene recursos para presentar propuestas y exigir cumplimiento a sus autoridades, tras las elecciones.
La silla vacía, por ejemplo, puede usarse para tener voz en sesiones corporativas; el acceso a la información pública permite solicitar datos que están en poder de las entidades; la revocatoria del mandato sirve para retirar del cargo a quien no cumpla debidamente su función.
Desde luego, cada uno de estos recursos demanda el cumplimiento de requisitos legales.
La vida política requiere mayor proactividad de los ciudadanos para la construcción de un mejor entorno jurídico, social y físico.
“La vida política requiere una actitud más proactiva de los ciudadanos”.
Por ello, debería estimularse en los ciudadanos el interés por el manejo de la cosa pública, y en las autoridades la capacidad de prestar atención a los mandantes, sin importar si votaron a su favor o no.
Votar y quedar a la espera de que los candidatos electos cumplan sus promesas de campaña no es la mejor forma de aportar a la democracia.
Se puede aportar con ideas, exigir que haya más trabajo, conocer la forma en que se usan los recursos.
Así, los funcionarios sabrán que tienen cerca a una sociedad que puede respaldarlos o exigirles.
Editorial de El Diario publicado este martes 7 febrero del 2023 en nuestra edición impresa.