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Investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, desarrollaron una máquina capaz de hacer telas de gelatina. Este aparato hila fibras textiles hechas de materiales como la gelatina de origen sostenible.

Estas ‘biofibras’ tienen una textura similar a la fibra de lino y se disuelven en agua caliente en cuestión de minutos a una hora. De ese modo, cualquier prenda de este material se puede disolver y reciclar para hacer una nueva.

El equipo, dirigido por Eldy Lázaro Vásquez, estudiante de doctorado del Instituto ATLAS, presentó sus hallazgos en la Conferencia CHI sobre Factores Humanos en Sistemas Informáticos en Honolulu.

“Cuando ya no quieras estos textiles, puedes disolverlos y reciclar la gelatina para hacer más fibras”, dice un comunicado de la Universidad. Michael Rivera, coautor de la nueva investigación y profesor adjunto del Instituto ATLAS y del Departamento de Ciencias Informáticas, lidera este invento.

Telas de gelatina para ayudar al planeta

El estudio aborda un problema creciente en todo el mundo: solo en 2018, los habitantes de Estados Unidos agregaron más de 11 millones de toneladas de textiles a los vertederos. Así lo establece la Agencia de Protección Ambiental que indica que casi el 8% de todos los desechos sólidos municipales de ese año fueron telas.

Los investigadores imaginan un camino diferente para la moda con esta revolucionaria idea. Su máquina es lo suficientemente pequeña como para caber en un escritorio y su construcción costó solo 560 dólares.

Lázaro Vásquez espera que el dispositivo ayude a los diseñadores de todo el mundo a experimentar con la fabricación de sus telas de gelatina. “Se pueden personalizar las fibras con la fuerza y elasticidad que se deseen, el color que se desee”, dijo en un comunicado.

Con este tipo de máquina de creación de prototipos, cualquiera puede fabricar fibras. “No se necesitan grandes máquinas que solo se encuentran en departamentos de química de universidades”, detalla.

Invento que revoluciona la moda

El estudio llega en un momento en que los amantes de la moda, los robots y más, están adoptando una tendencia conocida como “textiles inteligentes”. La chaqueta Levi’s Trucker con Jacquard de Google, por ejemplo, parece un abrigo de mezclilla pero incluye sensores que se pueden conectar a su teléfono inteligente.

Pero la ropa del futuro tiene un inconveniente, dijo Rivera. “Esa chaqueta no es realmente reciclable. Es difícil separar el denim de los hilos de cobre y los componentes electrónicos””, sustenta.

Para imaginar una nueva forma de hacer ropa, el equipo comenzó con gelatina. Esta proteína elástica es común en los huesos de muchos animales, incluidos los cerdos y las vacas.

Cada año, los productores de carne desechan grandes volúmenes de gelatina que no cumple con los requisitos para los cosméticos o productos alimenticios como Jell-O.

Inversionistas esperan comprar este aparato

La máquina utiliza una jeringa de plástico para calentar y exprimir gotitas de una mezcla de gelatina líquida. Luego, dos juegos de rodillos en la máquina tiran de la gelatina, estirándola hasta formar fibras largas y delgadas, no muy diferentes a una araña que teje una red de seda.

En el proceso, las fibras también pasan por baños líquidos donde los investigadores pueden introducir tintes de base biológica u otros aditivos al material. Añadir un poco de genipina, un extracto de fruta, por ejemplo, hace que las fibras sean más fuertes.

Como prueba de concepto, los investigadores fabricaron pequeños sensores textiles a partir de fibras de gelatina e hilos conductores de algodón, similares a la composición de una chaqueta Jacquard.

Luego, el equipo sumergió estos parches en agua tibia. La gelatina se disolvió, liberando los hilos para facilitar su reciclaje y reutilización.

Los diseñadores podrían modificar la química de las fibras para hacerlas un poco más resistentes, dijo Lázaro Vásquez, y evitar que se disuelva bajo la lluvia. También podrían experimentar con el hilado de fibras similares a partir de otros ingredientes naturales.

Esos materiales incluyen quitina, un componente de los caparazones de cangrejo, o agar-agar, que proviene de las algas. “Estamos tratando de pensar en todo el ciclo de vida de nuestros textiles”, dijo Lázaro Vásquez.

“Eso comienza con el origen del material. ¿Podemos obtenerlo de algo que normalmente se desecha?“, concluye.