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Miles de botellas de plástico recolectadas en el primer aeropuerto ecológico del mundo, situado en las Islas Galápagos (Ecuador), son convertidas en ropa, gracias a un convenio entre empresas privadas que elimina residuos del invaluable entorno natural del archipiélago y, a la vez, contribuye al sustento de madres solteras a mil kilómetros de distancia.

Con una edificación sustentable para lograr una mayor calidad ambiental con mínima dependencia energética, el aeropuerto de Baltra, puerta de entrada a las también llamadas Islas Encantadas, es ahora el punto de recolección y embarque de miles de botellas plásticas, que dejan así un pasado contaminante para entrar en la ruta virtuosa de la economía circular.

Ese es el objetivo del programa “Baltra libre de plásticos”, del Aeropuerto Ecológico de Galápagos (Ecogal S.A.) y la aerolínea Latam, con el fin de generar conciencia y ejecutar acciones conjuntas para la mitigación de una de las principales amenazas que enfrenta Galápagos: la generación de desechos y la presencia de plástico en su hábitat natural.

Pese a que Ecogal provee de agua a los turistas, los visitantes siguen usando miles de botellas plásticas, que ahora se recolectan en la misma terminal de carga del aeropuerto para ser embarcadas en vuelos de Latam que van hacia el Ecuador continental, sin ningún costo para Galápagos.

“Recolectamos todos los días unas 60 botellas. Sacamos las tapas, las etiquetas, las lavamos, las secamos”, explicó a Efe Magdalena Guaitoso, una de las encargadas de la limpieza del aeropuerto de Baltra, mientras una aplanadora comprimía los envases para luego empaquetarlos y pasarlos por un escáner antes de cargarlos al avión.

En el plan piloto del programa, más de 12.000 botellas que dejaron los turistas en el aeropuerto se enviaron a una fábrica en el territorio continental de Ecuador, que da empleo a madres solteras, donde el plástico es convertido en tela.

Luego, en una empresa en Quito, se confeccionaron uniformes para trabajadores del mismo campo de la aviación: un círculo perfecto en el que todos ganan, en especial el ambiente, pues se evitó con ello la emisión de unas siete toneladas de dióxido de carbono.

UNIFORMES CON 64 BOTELLAS

Según el gerente general de Ecogal, Jorge Rosillo, en un conjunto de uniforme completo se usan 64 botellas de plástico PET recicladas: 18 para la camisa, 15 para un pantalón, 22 para una chompa (jersey) y 9 para un chaleco.

Cada uno de los 80 trabajadores del aeropuerto tienen tres uniformes, por lo que requerirán 240 conjuntos en total.

Se prevé que se saquen anualmente unas 36.000 botellas usadas en la terminal aérea del archipiélago de Galápagos, el primer patrimonio natural de la humanidad declarado por la Unesco.

“La idea es que (el proyecto) no tenga fin, que se use el plástico para elaborar otros productos y que no termine en un botadero, en el mar, Dios no quiera; o en un relleno sanitario, sino que sea reutilizado”, dijo a Efe Rosillo al apuntar que el acuerdo inicial con Latam es por un año.

Para Mónica Fistrovic, la directora ejecutiva de Latam Airlines Ecuador, se trata de un programa “bien ambicioso”, pues esperan sumar más actores y lograr que no sólo el aeropuerto sino toda Baltra “sea libre de plásticos”.

Para llevar las botellas recolectadas, Latam desplaza carga comercial de sus vuelos, “pero nosotros no lo vemos como un costo, lo vemos como parte del programa Avión Solidario”, señaló Fistrovic, que basa su estrategia de sostenibilidad en tres pilares: economía circular, cambio climático, valor compartido.

“SACAR LA BASURA DE GALÁPAGOS”

El ministro de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, Gustavo Manrique, destacó la firma de la alianza ambiental concretada el viernes entre las mencionadas empresas privadas, pues alivian un “problema” para la isla.

“Es importante sacar (las botellas) porque necesitamos darle una economía circular a Galápagos. Que queden aquí significa que son un problema para la isla, porque hay que recogerlas, tratarlas, triturarlas o enterrarlas, y no hay nada más valioso en Galápagos que el patrimonio natural de nuestro parque”, comentó a Efe.

El 97 % del territorio de Galápagos es área natural protegida y sólo el 3 % es urbana, dijo Manrique al anotar que “no sólo el plástico sino en general hay que sacar la basura de Galápagos para llevarla al continente y darle una nueva vida”.

Manrique destacó los esfuerzos de Ecuador para tratar los desperdicios, pero si el 83 % de la basura que llega por el mar a Galápagos proviene de otros países “afrontamos problemas locales que requieren soluciones internacionales”.

El ministro aplaudió esta iniciativa privada en una zona de alta sensibilidad como Galápagos, donde ahora una botella plástica es un eslabón de una estrategia de economía circular, para evitar la contaminación en uno de los lugares más prístinos del planeta.