Dos de las medidas necesarias para reducir el impacto del estiaje en las cuencas de los ríos que abastecen a las centrales hidroeléctricas deben ser disminuir la iluminación decorativa en las ciudades y establecer un estricto plan de ahorro de energía en los edificios y espacios públicos.
La falta de previsiones y el desinterés por invertir en soluciones a un problema que, según entendidos, se veía venir por el estado del parque generador de energía y por las condiciones climáticas, han desencadenado en la aplicación de medidas severas, como los prolongados apagones que soporta el país.
“La energía eléctrica se maneja con criterios políticos y no de previsión”
Pero llama la atención que, mientras se restringe el servicio, hay un evidente desperdicio de energía en iluminación decorativa como postes luminosos, carteles, oficinas de instituciones públicas, parques, luces ornamentales y otros recursos que bien podrían apagarse a determinadas horas.
Con ello, se disminuiría en parte la demanda de electricidad.
La energía eléctrica, a pesar de ser un negocio monopólico, no se maneja con criterios administrativos y de previsión que aseguren la eficiencia del servicio, sino con claras motivaciones políticas que, como ocurre actualmente, terminan pasando factura a los ciudadanos y a la economía del país.
Editorial de El Diario publicado el sábado 20 de abril del 2024 en nuestra edición impresa.