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A siete años del terremoto del 16 de abril del 2016, la reactivación económica que ofrecieron los tres gobiernos que ha tenido el país desde entonces fue una quimera para la mayoría de negocios a los que afectó tan trágico suceso.

El gran sismo tuvo repercusiones negativas en actividades como la agricultura, la ganadería, la acuacultura, la pesca, los servicios básicos y el comercio.

Un estudio publicado por el Grupo Faro detalla que los ingresos de las empresas se redujeron en un 6 % y el número de empleados descendió en un tercio.

Lamentablemente para Manabí, la reactivación no fue para todos. Hubo negocios que cerraron definitivamente por los requisitos que se exigían para acceder a créditos de recuperación.

“El terremoto afectó a todo el país, pero sus efectos se sintieron más en Manabí”.

Muchos se levantaron por sí mismos, en un proceso lento y difícil por la falta de apoyo. Y de ellos, un sinnúmero nunca pudo recuperarse.

El terremoto afectó a todo el país, pero sus efectos se sintieron más en Manabí, donde todavía hay familias sin casas, negocios cerrados, gente a la que le ha sido difícil levantarse de nuevo, mucho más con las complicaciones que trajo consigo la pandemia.

Aunque ha pasado el tiempo, Manabí sigue necesitando ayuda, pues las leyes y los decretos de reactivación no han sido suficientes.

Editorial de El Diario publicado el lunes 10 de abril del 2023 en nuestra edición impresa.