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La decisión de autorizar la tenencia y el porte de armas es conveniente.

Sobre todo para algunos sectores en los que se ha demostrado que el Estado no ha podido atender las necesidades en cuestión de seguridad.

Desde luego, es necesario que haya controles y que la autorización se dé a personas que demuestren idoneidad y equilibrio.

La inseguridad ha desbordado la sociedad.

Asaltantes y asesinos andan libremente con armas de grueso calibre y atacan a una población impedida de defenderse por trabas legales.

Sectores productivos como el agrícola, el pesquero, el acuícola, el ganadero, entre otros, suelen sufrir la arremetida de una delincuencia incontrolable.

Incluso, hay lugares geográficamente alejados de las urbes, de difícil acceso, en los que la cobertura policial es escasa o nula, lo que los pone a merced del hampa.

Y eso, desafortunadamente, también ocurre en las áreas urbanas.

“Quizás a futuro, cuando el país marche mejor, sea necesario cambiar de medidas”.

Si el Estado no tiene mecanismos de respuesta inmediata ni de disuasión, hace bien el Ejecutivo en dar paso a un porte de armas.

Obviamente se lo debe hacer con filtros que determinen la idoneidad de las personas interesadas.

Quizás a futuro, cuando el país marche mejor e imperen la justicia, el trabajo y la seguridad, sea necesario cambiar de medidas.

Editorial de El Diario publicado el miércoles 5 de abril del 2023 en nuestra edición impresa.