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Con la llegada de la estación lluviosa, uno de los servicios que suele verse más afectado es el abastecimiento de agua potable.

Especialmente en las ciudades, debido a que los altos niveles de turbiedad en los ríos obligan a paralizar los sistemas de procesamiento. Es paradójico que, cuanto más abundantes son las lluvias, menos disponibilidad de agua apta para el consumo humano haya.

Lamentablemente, las plantas potabilizadoras no tienen la capacidad de tratar el agua cuando aumentan los niveles de turbiedad.

Tampoco existen mecanismos eficientes de sedimentación o decantación que garanticen que el agua esté en condiciones adecuadas para un correcto tratamiento físico-químico.

Este es un problema que se repite cíclicamente todos los años, casi siempre en la temporada de lluvias. Sin embargo, en las épocas de estiaje sucede algo similar, cuando el caudal de los ríos es tan reducido que transporta más sedimentos que líquido vital.

Así, el servicio de agua potable está en riesgo, especialmente para los sectores con menos acceso a este recurso.

Es necesario que las empresas públicas de agua potable realicen estudios para implementar mecanismos de sedimentación previa. La dotación de agua es un servicio básico y elemental, que debe ser una prioridad.

Editorial de El DiarioPublicado el 4 de octubre del 2024 en nuestra edición impresa.