Existen sectores que, aprovechando los problemas políticos actuales, proponen medidas de hecho contra el Gobierno y, entre ellas, manejan la posibilidad de convocar a movilizaciones y un paro.
Eso debe ser rechazado por las consecuencias funestas que traería para todo el país un paro.
El país debe mantener la institucionalidad, pero una paralización no es la forma más adecuada para garantizarla.
No se puede, a pretexto de rechazar las políticas de un gobierno o de exigir su salida, caotizar a todo un país, atentando contra la misma población a la que dicen defender.
Para eso existen instancias claramente determinadas en la Constitución y las leyes.
“No se puede caotizar a todo un país, atentando contra la población”.
En junio del año pasado, las paralizaciones convocadas por la Conaie dejaron perjuicios por 1.115,4 millones de dólares.
Los cierres de vías, la paralización de los servicios, el desabastecimiento de los mercados, los daños a la propiedad, entre otras consecuencias de las paralizaciones, afectan directamente a los ciudadanos ajenos a las manifestaciones.
También se perdieron valiosas vidas de personas en enfrentamientos con las fuerzas del orden.
El país debería oponerse a ello. No es tiempo de volver a sembrar inestabilidad y caos.
Editorial de El Diario publicado este martes 14 febrero del 2023 en nuestra edición impresa.