Tuvo que ser el acierto del meta Dibu Martínez en los lanzamientos de penalti, rubricados por un último tanto de Lautaro Martínez, el que completara el trabajo iniciado por Leo Messi, frustrado después por un doblete de Wout Weghorst cuando el partido agonizaba, el que terminara por sellar la clasificación para las semifinales de Qatar 2022 de Argentina, que solo desde los once metros pudo dejar de nuevo en el camino a Países Bajos.
La historia se repitió ocho años después. De la misma forma cruel, con similar desenlace, al que se llegó tras una meritoria reacción oranje que resucitó en el momento menos pensado. Murió en la orilla el equipo de Louis Van Gaal que mantiene su condición de invicto con el balón en juego pero que no pudo sellar su ansiada revancha.
Se salvó por los pelos la albiceleste que tuvo el partido ganado, la clasificación en el bolsillo pero que se vio condenado a un tiempo extra abierto, sin dueño, y a unos penaltis al azar que recuperaron el ánimo de los sudamericanos gracias a la inspiración de su portero que detuvo los dos primeros tiros oranje, y prolongaron su sueño de alcanzar la Copa.
Hasta la reacción europea, en el tramo final, a la desesperada, había sido otra exhibición de Leo Messi, una más, plasmada con una asistencia y un gol de penalti, el cuarto en Qatar y el décimo en los mundiales, la que llevaba a Argentina hacia las semifinales de la competición. Pero Países Bajos renació en los últimos minutos, cuando igualó Wout Weghorst, un cambio a la desesperada de Van Gaal con el partido en plena ebullición.
No falló Messi, que igualó a Gabriel Batistuta como el máximo anotador en Mundiales, y tampoco Argentina. Falló Brasil que frustró el esperado clásico sudamericano. La albiceleste hizo lo suyo, lo que se esperaba. Y jugará frente a Croacia en el penúltimo escalón, en el preámbulo de una final soñada y ante la frustración de Van Gaal que encajó su primera derrota.
No entiende de revanchas Leo Messi que obligó a dejar para otra ocasión las cuentas pendientes que tiene guardadas Países Bajos. Puede dar la sensación de no estar, de transitar por zonas sin influencia en el juego y, de pronto, tirar de su inagotable repertorio y encontrar cualquier genialidad que condicione un partido.
Va a lo suyo el rosarino que con su capitanía ante el conjunto europeo superó a Diego Armando Maradona. En su decimoséptimo encuentro con el brazalete en el brazo en los Mundiales -uno más que el Pelusa- dio un paso más hacia su gran objetivo, hacia un anhelo que tiene entre ceja y ceja en plena cuenta atrás de su carrera.
A dos partidos de la deseada Copa situó Messi a Argentina que se acomodó por sexta vez en la semifinal de un Campeonato del Mundo. Un buen síntoma para la Albiceleste que siempre que atravesó los cuartos llegó a la final.
Apenas sucedían cosas en el césped de Lusail que tenía cara contra cara a dos adversarios demasiado conscientes de lo que tenían en juego. De que era un todo o nada. Un hola y adiós entre dos potencias reputadas en la competición que han convertido sus duelos en momentos históricos.
El más reciente, el que no olvida Van Gaal, el de Brasil 2014 que terminó decidido por los lanzamientos de penalti para Argentina que alcanzó la final que perdió frente Alemania. Fue la penúltima gran frustración de Messi con su selección, aferrado ahora a Qatar como un momento único.
El favoritismo concedido a Argentina fue pasado por alto por Louis Van Gaal. Al menos, en la puesta en escena. Fue una declaración de intenciones del técnico que llegó a Lusail con diecinueve encuentros seguidos sin perder, once en los Mundiales. El preparador de más edad de Qatar 2022 situó de inicio a Steven Bergwijn, más ofensivo que su compañero del Ajax Davy Klaasen, titular frente Estados Unidos que se quedó en el banco.
Sin embargo, llamó la atención el cambio de sistema de Lionel Scaloni aliviado con la presencia de Rodrigo de Paul, que había encendido las alarmas horas antes por una molestia muscular que llenó de incertidumbre su participación en el partido. Por cinco atrás apostó el seleccionador albiceleste con la inclusión entre Nicolás Otamendi y Cristian Romero de Lisandro Martínez. Más recorrido para las alas, para Nahuel Molina por la derecha y Marcos Acuña por la izquierda.
Una puesta en escena de pizarra. Del preparador más joven de la competición, Lionel Scaloni, con el más veterano, Louis Van Gaal, que se dejó su excelente racha ante Argentina. Diecinueve encuentros sin perder llevaba el neerlandés. Once en Copa del Mundo. Hasta aquí.
De la intrascendencia apareció un disparo de Messi desde fuera del área, muy alto y un disparo posterior de Rodrigo De Paul, inocente, a la media hora, que alteraron la monotonía y precedieron al gol inventado por el capitán albiceleste. En línea de tres cuartos, manejo de balón y pase imposible hacia Nahuel Molina. No falló el lateral del Atlético Madrid, que batió a Andries Noppert.
No había noticias del ataque oranje. Ni del prometedor Cody Gakpo ni de Memphis Depay. Tampoco pasó buenos ratos Frankie De Jong, sin relevancia en el centro. Por eso agitó el equipo Van Gaal con movimientos desde el banco. Tiró de Teun Koopmeiners y de Steven Berghuis en busca de más profundidad y más velocidad con la pelota.
La salida al campo de Luuk De Jong fue un síntoma de desesperación neerlandesa. Cambió de fórmula. Un juego más directo, balones al área. Pero Argentina sacaba petróleo de cada acción. En un regate de Marcos Acuña en un lateral del área, Denzel Dumfries arrastró un pie de su rival. El penalti lo ejecutó Messi. Esta vez no falló.
Cuarto gol para el rosarino, el décimo en los Mundiales que le iguala con Gabriel Batistuta como los máximos anotadores argentinos en la historia de la competición.
Se aferró Van Gaal a Wout Weghorst, su última opción. Más madera dentro del área. Revivió la oranje con el ariete del Besiktas que ya vio una amarilla mientras estaba en el banquillo, cuando llevó a la red un centro desde la derecha de Steven Berghuis. Y llevo al límite a Argentina con el empate en una falta ensayada al borde del área sacada por Teun Koopmeiners.
Pero apareció Dibu Martínez, en la tanda final, para sostener a Argentina, prolongar su sueño y frustrar la venganza de Van Gaal.
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