La cifra de muertos por el corrimiento de tierra que tuvo lugar la semana pasada en la región de Dávao de Oro, en el sur de Filipinas, ha ascendido a 71.
Sin embargo, las autoridades han indicado que otras 47 personas continúan en paradero desconocido a causa del desastre natural.
Las autoridades han confirmado que otras 38 personas han resultado heridas pero han logrado sobrevivir.
Han añadido que entre los fallecidos se encuentran trabajadores de una mina situada en la localidad de Maco.
Ellos se quedaron atrapados en dos autobuses que quedaron sepultados poco después del incidente.
Decenas de miembros de las fuerzas de seguridad siguen adelante con las labores de búsqueda y rescate a pesar de los “desafíos” con los que se encuentran, según informaciones del diario ‘The Philippine Star’.
Varios diputados han presentado ante el Parlamento varias solicitudes para abrir cuanto antes una investigación al respecto con la vista puesta en revisar las políticas de la Oficina de Minas y Ciencias de la Tierra (MGB, por sus sigles en inglés), agencia perteneciente al Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de Filipinas.
Mientras, muchos de los sobrevientes continúan refugiados en escuelas de la localidad y de la vecina Mawab a medida que las autoridades buscan una ubicación alternativa y se distribuyen tiendas de campaña.