Crece el número de parejas que duermen en camas separadas.
Todo empezó después de la pandemia de COVID-19. Los ronquidos se hicieron insoportables y Cecilia no podía conciliar el sueño.
Empujaba a su pareja, intentaba darlo vuelta; moverlo para que dejara de roncar. Pero fue inútil.
Entonces, la mujer de 35 años no aguantó más. Y fue así como tomaron una decisión: ya no volverían a dormir juntos, ni en la misma habitación.
“No me podía concentrar en mi trabajo, estaba todo el día cansada. Puedes aguantarlo un par de noches pero a la larga, no puedes sobrevivir”, dice Cecilia en conversación con BBC Mundo.
“No fue una decisión fácil. Nos rompió un poco el corazón. Pero cuando nos dimos cuenta de que podíamos dormir, yo estaba feliz”, agrega.
Cecilia y su pareja, de 43 años, son parte de una tendencia cada vez más creciente llamada “sleep divorce” (que en español significa “divorcio del sueño”).
“El divorcio del sueño suele ser algo que, inicialmente, se hace temporalmente. Pero luego las parejas se dan cuenta de que en realidad duermen mejor cuando están solos”, le explica a BBC Mundo Stephanie Collier, psiquiatra de McLean Hospital, especializado en salud mental y perteneciente a la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
“Normalmente, las razones tienen que ver con la salud… se dan porque una persona ronca, tiene las piernas inquietas, sonambulismo o va mucho al baño por razones médicas. Entonces se mueven, se dan vueltas y eso le molesta a su compañero”, agrega.
Más casos
A fines del año pasado, la conocida actriz estadounidense Cameron Díaz contó en el podcast Lipstick on the Rim que ella y su esposo no duermen en la misma habitación.
“Y creo que debemos normalizar los dormitorios separados”, agregó.
Aunque la revelación provocó miles de reacciones en las redes sociales -y artículos en medios de comunicación-, el caso de la estrella de Hollywood no es aislado.
De acuerdo con un estudio realizado en 2023 por la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM), más de un tercio de los encuestados en Estados Unidos reconoció dormir ocasional o regularmente en habitaciones separadas con sus parejas con el fin de mejorar la calidad del sueño.
La investigación revela que la tendencia se acentúa entre los “millenials” (la generación que actualmente tiene entre 28 y 42 años, aproximadamente), donde casi la mitad (43%) respondió que duerme separado de su pareja.
La lista la sigue la generación X (nacidos entre 1965 y 1980), con un 33%; luego la generación Z (nacidos entre 1997 y 2012), con un 28%; y finalmente los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964), con un 22%.
“Aunque no se sabe exactamente por qué las generaciones más jóvenes son más propensas a hacerlo, hay algunas hipótesis. Una es que existe menos estigma sobre la idea de dormir separado. Es un cambio cultural. Ellos piensan: ‘si duermo mejor, me siento mejor.
Las ventajas de dormir en camas separadas
Entonces ¿por qué no?’”, indica Stephanie Collier. Los expertos coinciden en que existen varias ventajas para las parejas que deciden dormir en camas separadas.
“La principal ventaja es que pueden desarrollar un sueño regular y profundo. Y dormir bien es fundamental para el bienestar general”, dice Stephanie Collier.
“Si una persona no logra conciliar el sueño, eso afecta todo, desde su inmunidad hasta su funcionamiento corporal. Además, te enojas más rápido y no eres tan paciente. Puedes incluso desarrollar algún tipo de depresión”, agrega.
La psiquiatra asegura que también puede ayudar a mantener una relación de pareja “más sana”.
“Sabemos que las parejas, cuando no están bien descansadas, pueden discutir más, están más irritables y pierden empatía”, señala. Seema Khosla, neumóloga y portavoz de la AASM, coincide con el punto anterior.
“Dormir mal puede empeorar el estado de ánimo y quienes tienen falta de sueño tienen más probabilidades de discutir con sus parejas. Puede haber cierto resentimiento hacia la persona que causa la interrupción del sueño, lo que puede afectar negativamente las relaciones”, señaló cuando la AASM lanzó su investigación sobre “sleep divorce”.