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El empeoramiento de las crisis alimentarias en diez países ha empujado a 5,8 millones de niños a niveles crónicos de hambre, lo que implica unos 16.000 al día, según la ONG Save the Children, que estima en unos 24 millones los menores que son víctimas de esta lacra en todo el mundo.

La ONG ha examinado los datos de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria para advertir del empeoramiento de la situación en Sudán, Somalia, Burundi, Yibuti, Gambia, Haití, Líbano, Liberia, Senegal y Malaui.

Preocupa especialmente el caso sudanés, donde tras el estallido del conflicto en abril ya hay cuatro millones de niños con hambre, un 74 por ciento más que en 2022. Somalia es el segundo país donde más empeoran los datos, ya que unos 500.000 menores más se han visto abocados a este escenario, hasta un total de 3,5 millones.

En términos netos, República Democrática del Congo sigue siendo la mayor crisis alimentaria del mundo para los niños, ya que pese a una ligera reducción de los casos más graves, alrededor de 13,5 millones de niños padecen inseguridad alimentaria aguda.

La responsable de Promoción y Políticas contra el Hambre de Save the Children, Nana Ndeda, ha subrayado que “el hambre no es una causa perdida” y ha indicado que, pese a “enormes avances” en las últimas décadas, los conflictos, la inestabilidad económica y la emergencia climática han hecho que el mundo se sitúe aún lejos de la erradicación total.

“Si queremos poner fin al hambre mundial, debemos abordar todas las causas fundamentales. No podemos seguir escondiéndolo debajo de la alfombra”, ha reclamado, en un llamamiento extensible a la comunidad internacional.