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La mexicana Cynthia Solís se enteró que tenía leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer en la sangre, cuando se encontraba en la semana 19 del embarazo de su segunda hija, y aunque hoy tiene a su bebé en brazos confiesa que nunca había imaginado que esta enfermedad se presentara durante la gestación.

“Fue una noticia difícil”, admite. Y reconoce el cansancio de estar en terapias y la angustia de “no saber si iba a tener al bebé. Es algo que no esperaba y tampoco sabía que se presentaba en mujeres embarazadas”, señala Cynthia a Efe.

Esa incertidumbre por el futuro de su hija nonata y desconocer si iba a salvar su propia vida en uno de los cánceres más letales, nublaron el panorama de la joven de 23 años, que inició sus tratamientos a la par del control de su embarazo.

Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer que se conmemora el 4 de febrero, Óscar Arrieta, coordinador de la Unidad Funcional de Oncología Torácica del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), precisa que el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo.

“Una de cada seis muertes se debe al cáncer”, afirma. En México, explica, aunque existe un subregistro se estima que anualmente se registran 190.000 nuevos casos de cáncer y, al menos, 83.000 muertes están relacionadas con esta enfermedad.

Álvaro Cabrera, oncohematólogo y responsable de la clínica de leucemias agudas del Hospital Regional de alta especialidad de Ixtapaluca, asegura que en México hay de 2.500 a 3.000 casos de cáncer que coinciden con el embarazo al año.

“El cáncer en el embarazo es algo que está ahí, pero pocas veces se visibiliza. Los tumores hematológicos constituyen el 10 % de todos los cánceres en el embarazo y participan en causas indirectas de muerte materna”, señala.

Desde hace cinco años, el Hospital tiene una clínica especializada en cáncer y embarazo en donde han tratado poco más de 120 casos de cáncer hematológicos y no hematológicos en mujeres embarazadas, la mayoría adolescentes de bajos recursos económicos.

Lamentablemente, dijo Cabrera, estas pacientes no están contempladas en ningún programa de apoyo, parece que están fuera del mapa. “Las mujeres embarazadas con cáncer no existen para ninguno de los programas de salud”.

PADMA, HISTORIAS DE LUCHA Y MILAGRO

Valeria Benavides vio cómo su sueño de convertirse en madre por segunda ocasión se desmoronó cuando en la búsqueda del embarazo le detectaron cáncer de mama en etapa 3.

A partir de ahí, además de enfrentar su enfermedad, Valeria buscó información respecto al cáncer y el embarazo y, al darse cuenta de la escasa información, decidió tomar acción.

“En 2019, creamos la fundación Padma con el objetivo de acompañar ayudar y apoyar todos estos casos”, afirma.

Su fundación se dedica a brindarles apoyo a todas las mujeres embarazadas con cáncer, para que, como Cynthia, puedan llevar su embarazo y el tratamiento contra la enfermedad, de manera más integrada “y lograr más calma, paz y mayor certidumbre”.

“Primero, para que sepan que existen otros casos; segundo, acercarlas a esa opción disponible; y tercero, acompañarlas en todo su proceso (pues) los tratamientos son largos, caros y requieren de muchísima fuerza no solo de la paciente, sino de su círculo más cercano familiar”, precisó Benavides.

La fundación trabaja muy de la mano con la Clínica de Referencia de Enfermedades Hemato-Oncológicas, del Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca, y colabora con la canalización de mujeres procedentes del interior de la República y que requieren atención en la clínica. Les proporcionan ayuda para el traslado al Estado de México —en donde se encuentra la clínica—, cubriendo además, gastos de alimentación, medicamentos, tratamientos e incluso con recursos económicos, pues Benavides reconoce que los tratamientos pueden ir desde los 250.000 pesos (12.133 dólares) hasta más de 1 millón de pesos (48.532 dólares) .

En promedio, los tratamientos son de alrededor de seis meses y los apoyos se extienden incluso después de que nacen los bebés. Gracias a Padma, Cynthia hoy puede estar con sus dos hijas y, aunque todavía sigue bajo tratamiento, su futuro lo ve alentador.

“Es una alegría enorme porque ya tengo a mis dos hijas. Gracias a Dios, a la ciencia, a las fundaciones que existen para podernos ayudar.

Les diría a las mujeres embarazadas que les detectan cáncer que sí se puede lograr el embarazo. Yo lo logré”, concluyó. EFE csr/esc/lll (foto)