La selección brasileña de fútbol arrancó su camino para revalidar el oro que conquistó en los Juegos de Río con una clara y convincente victoria por 4-2 sobre Alemania, en un encuentro en el que el atacante Richarlison presentó su candidatura al título de gran estrella del torneo olímpico con un triplete.
Poco o nada tuvo que ver el partido disputado este jueves en Yokohama con la final olímpico que enfrentó hace cinco años a ambos conjuntos en Maracaná.
Si entonces Brasil, liderada por Neymar, tuvo que esperar a la tanda de penaltis para doblegar a los germanos, esta noche apenas habían transcurrido siete minutos de juego cuando los sudamericanos ya dominaban en el marcador (1-0).
De hecho, el equipo sudamericano podría haberse adelantado un par de minutos antes en un fulgurante contragolpe conducido por Richarlison que Matheus Cunha no acertó a culminar.
Quien no falló fue Richarlison que en minuto no desaprovechó un extraordinario pase en profundidad de Antony para establecer el 1-0.
Y eso que el portero alemán Florian Müller detuvo en primera instancia el remate del jugador del Everton inglés, pero Richarlison estuvo más vivo que nadie para recoger su propio rechace y marcar.
Una jugada que resumió a la perfección lo ocurrido en los primeros cuarenta y cinco minutos en los que Brasil no sólo ganó la partida táctica a Alemania, sino en los que los jugadores sudamericanos se impusieron en cada duelo individual a sus rivales.
Con espacios por delante Richarlison y compañía impusieron su mayor velocidad ante unos zagueros germanos permanentemente desbordados.
A Brasil le bastó con un juego sencillo y directo, con nunca más de tres o cuatro pases, no sólo ya para superar la línea de presión del equipo alemán, sino para dejar completamente solos a sus delanteros ante el portero rival.
Toda una invitación a una goleada que Richarlison no estaba dispuesto a desaprovechar como demostró a los 22 minutos tras firmar el 2-0 al culminar con un potente remate de cabeza un centro desde la izquierda de Guilherme Arana.
Pero ni aún así se aplacó la voracidad de Richarlison, que ocho minutos más tarde sumo su tercer tanto (3-0) al resolver con un preciso disparo un nuevo contraataque.
Los de Andre Jardine pudieron, incluso, ampliar todavía más su ventaja antes de llegar al descanso, pero Matheus Cunha vio como el guardameta Florian Müller le detenía un lanzamiento de pena máxima en el tiempo de prolongación de la primera mitad.
Un fallo Brasil pareció destensar al conjunto brasileño, que afrontó notablemente relajado el inicio de la segunda mitad, lo que no desaprovechó Alemania para reducir la distancia en el marcador.
Pero si el tanto de Nadiem Amiri, que puso el 3-1 a los 56 minutos, tras enganchar de primeras un balón rebotado en la frontal del área, abrió alguna puerta a la esperanza al conjunto alemán, esta se cerró de golpe seis minutos más tarde con la expulsión por doble cartulina amarilla del centrocampista Maximilian Arnold.
Circunstancia con la que Brasil pareció dar por concluido el encuentro como evidenció la salida del campo en los siguientes minutos de Richarlison, que dejó su sitio en el terreno de juego a Reinier.
Un cambio que no pudo hacer recobrar a una selección brasileña que se dejó ir por completo en los minutos finales, lo que permitió a los germanos situarse a tan sólo un tanto (3-2) a falta de siete minutos para la conclusión gracias a un gol de cabeza de Ragnar Ache.
Aunque ni así peligro la victoria de Brasil que volvió a dejar clara la diferencia existente esta noche entre ambos conjuntos con un gol de Paulinho, que estableció en el tiempo de prolongación del definitivo 4-2.