Canadá volvió a disputar un Mundial 36 años después y, con la vista puesta en el de 2026 que coorganizará con Estados Unidos y México, dejó un mensaje del trabajo bien hecho y mereció más ante una Bélgica muy lejos del recuerdo de Rusia 2018, donde fue tercera, y en la que solo se salvaron un siempre presente Thibaut Courtois y Michy Batshuayi gracias a su gol.
Eden Hazard se fue al vestuario al descanso resoplando. Fiel reflejo de la primera mitad que firmaron los ‘red devils’. Desorganización, pusilánimes en defensa e imprecisos en ataque. Hasta a Kevin de Bruyne le falló el periscopio y la precisión de oro que le caracteriza. Si no te sale ni eso, es normal que Hazard resople.
Y es que Bélgica mostró en los primeros 45 minutos todos los defectos que se le achacan. Pero entre tanto talento hay uno que no se apaga ni en los peores momentos: Thibaut Courtois. Bien sabe el guardameta lo que es salvar a los suyos, por algo fue nombrado mejor portero de la pasada temporada.
Una mano de Carrasco en un tiro de Buchanan fue revisada por el colegiado de Zambia Janny Sikazwe, quien dio por terminado un partido de la Copa África entre Mali y Túnez en el minuto 85 el pasado 12 de enero, en la pantalla. No había duda y Alphonso Davies se disponía a estrenarse en un Mundial con tan solo diez minutos disputados, pero no pudo con el muro belga en una pena máxima que tiró flojo y poco escorada.
No estuvo lejos de poder resarcirse
En el minuto 39, Witsel trabó a Laryea dentro del área, tras ser superado por velocidad con suma facilidad. La acción se revisó en el VAR; había contacto, pero decidieron que no lo suficiente y el colegiado principal ni siquiera fue a verla. Se volvió a salvar Bélgica y llegó un gol de la nada.
Al contrario del plan preconcebido, eran los de Roberto Martínez los que usaban los balones largos para intentar crear peligro, y en uno de Alderweireld encontró la versión excelsa de un Michy Batshuayi hasta entonces impreciso y en muchas ocasiones desconectado de la jugada por estar en fuera de juego. Definió perfecto con el interior del pie izquierdo, cayéndose, y puso un 1-0 irreal por sensaciones, pero tangible en lo que de verdad importa, el marcador. 4-14 en tiros, pero 1-0.
Consciente de la pobre puesta en escena de su equipo, el técnico español hizo un doble cambio al descanso. Onana por Tielemans -que tuvo dos buenas ocasiones de recibir el balón de las botas de De Bryune, pero no le llegó- para reforzar la medular y Meunier por un Carrasco con amarilla, superado en defensa e inactivo en ataque.
Y fueron la demostración de que no fue el día de Bélgica. Ambos vieron amarilla a los diez minutos de estar sobre el terreno de juego. Y Meunier hizo una entrada en el minuto 60 que bien pudo costarle la segunda por un pisotón.
Mientras Bélgica hacía lo posible por que Canadá marcase su primer gol en un Mundial, Alphonso Davies tiró de personalidad y pasó a jugar donde le dio la gana. De todo. Con su fútbol, como si jugase en velocidad x2 de los audios de WhatsApp permanentemente activada, pero no fue su día.
Tampoco el de Cyle Larin. El delantero del Brujas salió en el minuto 58 y dispuso de tres buenas oportunidades de darle una alegría a los suyos, pero primero se anticipó Alderweireld justo antes de que chutase, luego fue Courtois el que dejó en nada un cabezazo dentro del área y ya en el minuto 86 su cabezazo se fue muy alto.
Muy poco premio para Canadá en su vuelta a la élite del fútbol de selecciones y mucho trabajo por delante para Roberto Martínez si, de verdad, el objetivo de Bélgica es llegar a ser una de las contendientes al título.