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La vida de la ecuatoriana Lorena Bobbit que castró a su esposo con un cuchillo de cocina y se hizo famosa hace 30 años.

En 1993, una noticia traspasaba las fronteras y escandalizaba al mundo con un suceso que se haría famoso en los años venideros.

Una ecuatoriana llamada Lorena Bobbit le había cortado el pene a su marido y arrojado el miembro al jardín de un vecindario.

Sería juzgada, humillada por los medios y convertida en ícono de la lucha contra el maltrato y la violencia de género.

Lorena Gallo es una mujer nacida en Ecuador y criada en Venezuela. Ella se encontraba en Manassas en el estado de Virginia, Estados Unidos, con un visado de estudiante, cuando conoció a su marido, John Wayne Bobbitt, en 1988.

La joven creyó cumplir su “sueño americano”, como ella misma contaría más tarde, cuando se enamoró de un “guapo” oficial de la Marina.

A los 10 meses de noviazgo, John le propuso matrimonio a la joven de 18 años, mientras se bañaban en una piscina.

La boda de Lorena Bobbit y el marino

Un mes después de la boda, celebrada en junio de 1989, John conducía borracho el coche con Lorena de acompañante. Ella le pidió que se detuviese y él le respondió golpeándola.

Fue el primero de muchos incidentes. Siguieron cuatro años y medio de maltratos y violaciones, hasta que la noche del 23 de junio de 1993, Lorena Bobbit, agotada y poseída por la rabia, se armó con un cuchillo de cocina y castró a su marido mientras dormía.

La mujer, en un estado de shock, salió con el miembro cercenado en una de sus manos. Subió a su vehículo y se dirigió a la casa de una amiga por las calles del tranquilo pueblo de Manassas.

Metros más adelante, al darse cuenta de que lo que llevaba en las manos, lo arrojó por la ventanilla del auto.

John Wayne Bobbit, simultáneamente, había despertado de su borrachera inundado en sangre.

Tras llamar por teléfono a su padre y a algunos amigos del Ejército, lo derivaron de inmediato a un centro asistencial.

La Policía, después de capturar a Lorena Bobbitt y obligarla a confesar dónde había arrojado el miembro cercenado, logró encontrarlo tirado en el jardín delantero de una casa.

Increíblemente, después de que el pene cercenado fuera puesto en hielo y llevado rápidamente al hospital, los doctores expertos en microcirugía James T. Sehn y David E. Berman, tras nueve horas de exhausto trabajo, lograron reimplantarlo en el cuerpo de Bobbit.

Varias semanas después, el 5 de agosto de 1993, comenzaría el juicio criminal que convertiría a John Wayne Bobbit y su esposa Lorena en estrellas mediáticas, y los medios sensacionalistas harían “fiesta” con la imagen de la mujer.

La revista People no se quedó atrás y tituló en la portada de su revista “El corte que sintió el mundo entero”, aludiendo también a la sensación de que a partir de ahora muchos heterosexuales estadounidenses ya no podrían volver a dormir tranquilos.

Y, por otra parte, estaba Lorena. Una mujer de piel oscura, inmigrante, a quien llamaron una “latina temperamental” por la Fiscalía, y que audiencia masculina condenó.

En una entrevista publicada en The New York Times en 2018, Lorena reflexionaba: “Fui objeto de tantas bromas en los años noventa y para mí fue simplemente cruel… ¿Por qué se reían de mi sufrimiento?”.

El jurado de un tribunal la encontró inocente, al comprobar que la mujer había sufrido abusos, violaciones y humillaciones desde el primer mes de matrimonio y que su ataque fue producto de “un impulso irresistible” en medio de un estado de “insanía”, señala una nota del 2023 del portal de la Televisión Nacional de Chile.

John Wayne Bobbit se convirtió en una estrella

John Bobbit se convirtió en celebridad. La cirugía que le permitió continuar con su vida sexual fue también su boleto a la industria del porno.

Fue una estrella, pero de las fugaces.

Lo intentó todo para no desaparecer de la farándula: desde oficializar bodas en Las Vegas hasta gestionar un burdel. Acabó en la cárcel dos veces por haber agredido a mujeres.

Tres décadas después, su historia volvió a los medios al ser recuperada en un documental estrenado en el 2022 pasado en la plataforma de Amazon Prime.

En la actualidad, Lorena Bobbitt trabaja como esteticista y da charlas sobre violencia doméstica en escuelas, sectores privados y de la comunidad latina, para defender a las víctimas de unas agresiones que, según ella, no discriminan en función de la edad, género o raza. “Podría pasarle a cualquiera”, dice.