La fuga de la exministra de Obras Públicas María de los Ángeles Duarte es una burla a la institucionalidad ecuatoriana.
La exfuncionaria de Estado escapó de la Embajada de Argentina, en Quito.
Más allá de si el pronunciamiento de la Justicia ecuatoriana se justifica o no, hay varios hechos a considerar sobre lo sucedido en las últimas horas.
Es entendible que un país acoja a un ciudadano en calidad de asilado, si a su criterio existe una posible persecución.
Sin embargo es inadmisible que se permita su fuga.
Lo hecho por la exfuncionaria del correísmo deja en entredicho el accionar del personal consular.
Si no hay complicidad, Argentina debería facilitar los vídeos para aclarar lo sucedido y como gesto de buena fe y cordialidad.
Si por otra parte, la salida de la exministra se hizo con consentimiento de Argentina, se constituye en un insulto a Ecuador y sus instituciones.
“Quedan imprecisiones y dudas que deben
ser aclaradas totalmente”.
Así como se criticó el hecho que Ecuador no entregara un salvoconducto a la señora Duarte cuando Argentina lo solicitó, lo de ahora es inentendible.
Cómo se explica que la fuerza pública ecuatoriana, que controla el exterior de la embajada, permita la fuga.
Ecuador declaró ‘persona non grata’ al embajador de Argentina, por este hecho, y ahora debería salir del país, eso está bien, pero más allá de la acción, el tema debe ser aclarado en su totalidad.
Editorial de El Diario publicado este miércoles 15 de marzo del 2023 en nuestra edición impresa.