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El Gobierno debe destinar suficientes fondos y recursos, así como oportunos planes de mantenimiento, para servicios esenciales como los relacionados con salud y seguridad.

Es impensable que en una provincia extensa como Manabí haya ambulancias que dejan de funcionar por meses debido a daños derivados, con frecuencia, de la falta de previsiones y de una oportuna revisión.

Ocurre lo mismo con los patrulleros policiales, para cuyo mantenimiento no hay presupuesto y que, en ocasiones, llevan a los jefes de la institución del orden a recurrir al apoyo privado para repararlos.

“Hay daños en vehículos y en infraestructuras que pasan una alta factura a los ciudadanos”.

Y así, podrían señalarse los hospitales y edificios bomberiles afectados por el terremoto, las motobombas, entre otros.
Cinco años y medio después del sismo de 7,8 grados que golpeó, sobre todo, a Manabí, todavía hay hospitales inconclusos, cuarteles de bomberos que han sido improvisados en galpones y una cuestionable lentitud en la búsqueda de soluciones.

Se trata de daños que terminan por pasar una factura muy alta a los ciudadanos, por las afectaciones en lo económico, en la seguridad e, incluso, por el elevado riesgo para la vida.
Es cierto que el país enfrenta momentos críticos en la economía, pero hay rubros y servicios que no deben descuidarse.

Editorial de El Diario publicado este jueves 6 de octubre del 2021 en nuestra edición impresa.