Las leyes prevén algunas restricciones antes y durante la jornada electoral, que deben respetarse, con más razón ahora, para contribuir a la tranquilidad de los comicios.
El silencio electoral y la ley seca son dos de las restricciones más notorias a las libertades individuales que, pese a su naturaleza, son necesarias en este tipo de eventos democráticos.
Por una parte, las autoridades deben vigilar su cumplimiento, pero la mayor responsabilidad recae en la ciudadanía.
Además, hay que tener en cuenta que los infractores pueden ser detenidos y sometidos a juzgamiento, con sanciones que incluyen prisión y multa.
“La ley habla de restricciones, pero la ciudadania tiene la mayor responsabilidad de cumplirla”
El silencio electoral busca que las personas tengan la paz mental para meditar su voto al final de la campaña.
Y la ley seca tiene como fin que las personas actúen con lucidez y no falten a la jornada democrática.
Y esta vez, por las condiciones de inseguridad que vive el país, aportarán a que el proceso se desarrolle con la mayor tranquilidad posible.
Adicionalmente, es preciso que se refuerce la vigilancia en los recintos electorales, antes, durante y después de los comicios, para precautelar la integridad y la transparencia de las elecciones y la integridad de los ciudadanos.
Editorial de El Diario publicado el miércoles 16 de agosto del 2023 en nuestra edición impresa.