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La percepción de inseguridad en Ecuador es tal que en ocasiones ni siquiera los recintos policiales pueden sentirse protegidos de la arremetida de la delincuencia.

Por ello, se vuelve urgente que se revisen las políticas de seguridad en el país.

Hechos como el ocurrido en el rastrillo de Naranjito, en la provincia de Guayas, de donde robaron 44 armas policiales, o el de julio del 2022 en Portoviejo, cuando ladrones asaltaron una UPC y se llevaron 19 armas, no solamente deben llamar la atención por lo insólito de estos sucesos, sino que deben convocar la acción inmediata de las máximas autoridades.

Si a estos niveles se ha llegado, no es de extrañar que haya hampones que amenacen a los agentes del orden en la calle o en operativos, con impunidad total.

“La población se siente en indefensión ante los ataques de la delincuencia”.

Y mucho más, que la población se sienta en indefensión ante los ataques de delincuentes comunes y bandas organizadas.

Hay que revisar todas las políticas y los procedimientos de seguridad.

La ciudadanía demanda de la fuerza pública que se hagan los esfuerzos, por ingentes que sean, para desterrar la crisis de inseguridad que afecta a los habitantes del país.

Pero para esto hay muchas decisiones que deben tomarse a otro nivel, en el político.

Editorial de El Diario publicado el jueves 13 de abril del 2023 en nuestra edición impresa.