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Es lamentable que, tras los hechos que derivaron en la incursión militar y policial a la Embajada de México en Ecuador para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, líderes políticos y un expresidente de la República estén pidiendo que se apliquen las máximas sanciones a Ecuador.

Se habla, entre otras medidas, de terminar tratados comerciales y otros convenios que favorecen al país.

Y los justifican diciendo que lo ocurrido en la legación diplomática extranjera no debe quedar en la impunidad.

Están anteponiendo sus intereses personales y sus preceptos ideológicos”.

Estos pronunciamientos pueden considerarse actos de traición al país y a los intereses nacionales.

El pedir sanciones severas contra el país en varias instancias internacionales significa que no les importa la afectación que tales medidas pueden ocasionar a los ciudadanos, la inversión, la economía de las empresas, los puestos de trabajo; en definitiva, a la sociedad.

Así, no solamente se perjudicará al Gobierno, sino, sobre todo, a los ciudadanos.

Tales líderes, evidentemente, están anteponiendo sus intereses personales y sus preceptos ideológicos a lo que le conviene al país.

Por ello, se demanda mesura y, más bien, asumir una posición que promueva el diálogo y la búsqueda de mecanismos que subsanen el conflicto, como cabe esperar de líderes que promueven la democracia y la integración.