En varias ciudades de Manabí se construyeron obras de regeneración que incluyen la eliminación del cableado aéreo y el reemplazo por sistemas soterrados que, sin embargo, no se aplica.
Como ejemplo, hay sectores de Manta y Portoviejo en los que cables penden sin ningún orden de los postes, una gran parte de ellos ya sin ninguna utilidad, que no solamente afean el aspecto de los espacios que fueron mejorados física y funcionalmente, sino que representan un peligro para los ciudadanos.
Se entiende que existen ordenanzas que regulan estos espacios y que deberían aplicarse con obligatoriedad para que no se diluya el fin con el que se construyeron estas obras. Los municipios son los llamados a establecer los controles y exigir el soterramiento de las líneas eléctricas, telefónicas, de internet y de otros usos, por lo general de empresas y de personas particulares.
“De nada sirve que se emitan ordenanzas que no se aplican”.
De nada sirve que se emitan ordenanzas que, a la postre, no se aplican, cualquiera que sea el motivo.
Además, es necesario que se dé mantenimiento permanente a las áreas regeneradas para mejorar el atractivo de la ciudad y para sostener estas obras que siempre demandan una mayor inversión en estudios y ejecución.
Editorial de El Diario publicado este viernes 11 de marzo del 2022 en nuestra edición impresa.