Un niño con discapacidad intelectual fue violado, y al agresor lo condenaron a 29 años de prisión.
El violador fue sentenciado a la máxima pena ayer en la mañana, en el Palacio de Justicia.
El condenado es Jesús Benítez Moreira, de 30 años de edad, informó la Fiscalía. La agresión sexual ocurrió hace cinco meses, cuando el menor estaba jugando en el patio de su casa mientras el agresor caminaba por el lugar. Al percatarse de que el niño estaba solo, decidió conversar con él para ingresar a la vivienda y ultrajarlo, informó la Fiscalía.
Todo surgió cuando la mamá de la víctima había salido, y al regresar a su hogar se percató de la violación. Ella pidió auxilio a los vecinos y el agresor fue detenido por los moradores. Luego llamaron a la Policía y lo entregaron en calidad de retenido.
El acusado es un hombre desconocido que no tiene ningún parentesco familiar, laboral ni de amistad con los padres del menor.
Este caso lo investigó la fiscal Ginger Mesías, quien pidió la máxima pena por ultrajar a un niño con discapacidad.
“Este hecho fue perpetrado de forma perversa. El niño tiene ocho años y su discapacidad intelectual, del 34 por ciento, le impide hablar con normalidad”, expresó. La fiscal sostuvo que el menor fue llevado al Palacio de Justicia a rendir un testimonio, y a través de gestos y señas pudo demostrar cómo había sido ultrajado. Ella contó que el menor pudo señalar qué partes de su cuerpo le habían manoseado durante el ataque sexual. “Ese testimonio fue tomado con la presencia de peritos psicológicos, quienes corroboraron que el menor estaba contando la verdad”, expresó la funcionaria.
La investigación judicial determinó que la agresión se produjo mientras el acusado observaba videos en su celular.
> Captura. En el informe de la Policía dice que la mamá del menor presentó la denuncia de forma inmediata y el acusado pudo ser investigado dentro de las 24 horas que dura la flagrancia, porque fue capturado mientras cometía el delito. Los jueces del Sexto Tribunal de Garantías Penales de Manabí condenaron al acusado a la máxima pena porque perpetró la violación dejando al niño en indefensión y se aprovechó de su discapacidad.
Por eso lo sentenciaron a 29 años y tres meses de reclusión. Este delito logró probarse con el testimonio de dos vecinos del niño que alcanzaron a ver al acusado mientras cometía el abuso. Jesús Benítez Moreira también fue sometido a una pericia denominada “identidad humana”, donde el niño pudo reconocerlo de forma oficial como el autor de la violación.