La gestión del Ejecutivo para atraer nuevas inversiones a Ecuador es plausible, pero corre el riesgo de quedar en buenas intenciones si no se concreta la flexibilización de la leyes económicas y laborales del país.
Mientras se siga cubriendo las ineficiencias de la administración estatal con impuestos a las empresas y a los ciudadanos, las leyes laborales continúen desfavoreciendo al empleador y se mantengan condiciones cambiantes que quitan estabilidad a la economía, Ecuador tendrá una gran desventaja a la hora de competir.
La inversión extranjera directa no solamente representa dinero para la economía del país; contribuye a generar empleo, mueve el aparato productivo e incorpora tecnología y conocimiento.
“La inversión extranjera directa representa dinero para la economía del país y genera riqueza”.
Gravar el capital empresarial, focalizar impuestos más altos en quienes generen más riqueza, y castigar la salida de dinero no son, precisamente, medidas que incentiven a los inversionistas potenciales.
Por otra parte, la Asamblea Nacional debe entender que el país necesita un clima favorable a la creación y establecimiento de nuevas empresas, así como al fortalecimiento de las ya existentes.
Eso no se logra, como se hizo antes, bloqueando las iniciativas de flexibilización de las leyes. Si hay errores, bien pueden aplicarse cambios en el debate.
Editorial de El Diario publicado este viernes 5 de noviembre del 2021 en nuestra edición impresa.