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La deserción escolar en Ecuador es uno de los grandes desafíos que enfrentan tanto la sociedad como el sistema educativo y los gobiernos, por la complejidad de su entorno.

Se trata de una crisis multifactorial: la inseguridad, la pobreza y la falta de empleo empujan a miles de niños y adolescentes a dejar las aulas para trabajar, buscando subsistir.

Sin embargo, el problema va más allá de estos factores visibles.

La falta de infraestructura escolar adecuada, la escasez de docentes capacitados y la insuficiencia de políticas públicas efectivas también juegan un rol crucial en perpetuar este círculo vicioso.

“Es necesario garantizar que los estudiantes permanezcan en la escuela”.

El impacto de la deserción escolar compromete el futuro de generaciones enteras. Con cada niño que abandona la escuela se pierde una oportunidad de romper el círculo de pobreza.

Pues sin una educación básica completa, los jóvenes enfrentan dificultades para acceder a empleos dignos, perpetuando la precariedad económica y social de sus familias.

No basta con brindar acceso a las aulas; es necesario garantizar que permanezcan en ellas. Para ello, es preciso implementar programas de apoyo económico a las familias más vulnerables.

También mejorar las condiciones laborales de los padres para que no dependan del trabajo infantil. Y fortalecer los sistemas de seguridad alrededor de las escuelas.

Además, el Estado debe priorizar la formación de los docentes y proveer recursos para una enseñanza de calidad. Con esto se puede evitar la deserción escolar.

Editorial de El DiarioPublicado el 12 de octubre del 2024 en nuestra edición impresa.