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Se ha conocido que los migrantes ecuatorianos en Nueva York viven de todo menos el anhelado sueño americano.

Los compatriotas se enfrentan al desempleo, a la falta de alojamiento, a robos e incluso a problemas psicológicos.

José Sandoval, cónsul de Ecuador en Nueva York, dijo que “hay una idea errónea en muchos de los compatriotas respecto a lo que pueden esperar una vez que llegan a los Estados Unidos“.

“Definitivamente, las cosas no son como ellos creen”, aseguró el diplomático ecuatoriano.

Después de que hacen largos y arriesgados viajes, muchos de los migrantes ecuatorianos no tienen donde vivir.

Ellos se han visto obligados a resguardarse en albergues, pero estos ya están llenos de migrantes de otras nacionalidades.

Principalmente hay migrantes venezolanos, colombianos, mexicanos, africanos, entre otros.

Cientos de inmigrantes hacen fila para alcanzar un lugar dentro del albergue en donde podrán estar como máximo 60 días.

Luego de eso deben buscar otro lugar. En Nueva York una ley obliga a dar albergue a quien lo solicite.

También se ofrece alimentos, escolarización y servicios sanitarios.

Pero ante el desbordamiento de migrantes la ciudad se vio obligada a pagar hoteles para dar cavida a la mayoría.

Las declaraciones del alcalde de Nueva York, Eric Adams, pusieron la mirada sobre la crisis migratoria en esa ciudad.

Un video de Adams se volvió tendencia por unas declaraciones que dio en una reunión del Ayuntamiento en el Upper West Side de Manhattan.

En resumen, dijo que la incesante migración en Nueva York terminará destruyendo a la ciudad.

Agregó además que como parte de esa migración cada vez hay más migrantes de Ecuador, México e incluso Rusia.

El corredor comercial de la avenida Roosevelt está colmado de negocios informales de todo tipo.

Allí se pueden encontrar platos típicos como ceviches, fritadas, encebollados y hasta jugos de frutas.

Sobre la misma avenida entre la Broadway y la calle 69, decenas de inmigrantes ofrecen sus servicios como jornaleros.

Asimismo, los migrantes ecuatorianos se han volcado a vender golosinas en los corredores del Metro. Lo hacen mujeres que cargan bebés en su espalda y jóvenes.

El exceso de mano de obra también ha hecho que los trabajos que ofrecen a los migrantes, como albañiles o electricistas, bajen de precio.

Migrar a Estados Unidos “ya no es una opción segura ni rentable como era antes”, sostienen dos trabajadores ecuatorianos que residen en Nueva York.