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Lía Zamora Navarrete no podrá cumplir su sueño de crecer y cuidar a su madre Martha Navarrete, que se encuentra hospitalizada.

En septiembre pasado su madre cumplió ocho años ingresada en el hospital Rodríguez Zambrano.

Padece de mielitis transversa, una afección de la médula espinal causada por múltiples infecciones. 

Por esa razón no puede mover sus brazos, piernas, ni su tronco; solo su cabeza está sana.

La última vez que Lía vio a su madre fue hace un mes, pero constantemente se hacían videollamadas.

La niña tenía por costumbre enviar videos a su mamá de todo lo que hacía.

Lía, de nueve años, murió la noche del sábado de un disparo en una balacera ocurrida en uno de los callejones del barrio 8 de Enero, en Manta.

El sitio es considerado por la Policía como uno de los lugares más peligrosos de la ciudad.

> Lía y su abuela estaban de visita 

La niña había ido con su abuela paterna, Mery Reyes, y el marido de ella a ese sector a visitar a unos allegados.

Jorge Landázuri, pareja de la abuela de Lía, contó que no entienden qué mismo pasó. 

Él narró que antes de comprometerse con Mery Reyes vivía en el barrio 8 de Enero, donde dejó muchas amistades que visitaban con frecuencia.

Según él, la noche del sábado la niña les pidió que la llevaran a pasear y tras el paseo terminaron en ese sector.

“Estábamos sentados con otras personas afuera de una vivienda. Allí también estaba Lía con dos niñas más, con quienes estaba jugando en el teléfono”, dijo.

De un momento a otro comenzó una lluvia de balas.

Y es que en el otro extremo del callejón, segundos antes, sicarios habían acabado  con la vida de Mauricio Campuzano Quiroz, de  35 años de edad.

Landázuri contó que una de las balas impactó a la niña y ella solo alcanzó a entregarle el teléfono a su abuela Mery cuando se desplomó.

Inmediatamente la trasladaron en su propio carro al hospital Rodríguez Zambrano, pero en el trayecto murió.

En agosto del 2021, al padre de Lía, Franklin Javier Zamora Reyes, lo hallaron muerto con ocho impactos de bala y abandonado su cuerpo en terrenos de la refinería de El Aromo.

> Otra víctima.  Luis Cano, jefe de la Policía de Manta, confirmó que en el hecho, la otra muerte del sábado, fue Óscar Mauricio Campuzano, de 35 años, y no registra antecedentes penales. Era taxista y deja tres hijos menores de edad en la orfandad.

Campuzano vivía en una calle posterior, es decir en el barrio 4 de Noviembre. Al lugar había llegado en su moto, pero sus familiares no saben qué hacía allí.

Su cuerpo está siendo velado en su domicilio, al frente de la escuela Pedro Atanasio Balda, y su sepelio será hoy  a las 12h00 en la iglesia Sagrada Familia.

De acuerdo a la Policía, los criminales se movilizaban en un auto, del que se bajaron para realizar los disparos. Los criminales usaron armas calibre 9 milímetros y un fusil.

Cano agregó que el hecho dejó una persona herida identificada como Jesús Anchundia, quien sí presenta antecedentes penales por el delito de microtráfico.

Está ingresado en una casa de salud de Manta.

Según el jefe de la Policía, este es un hecho violento selectivo que se registró en un área de concentración de violencia.

Donde ocurrió el crimen es un callejón de difícil acceso que se conecta con otros callejones por donde habría huido la persona que resultó herida, dijo.

Tras el atentado criminal, el alcalde Agustín Intriago escribió en redes sociales que se comunicó con el ministro del Interior, Juan Zapata, y ha dispuesto diligentemente la inmediata incorporación de más elementos de inteligencia a Manta y el incremento de operativos de control y seguridad.

El cuerpo de Lía Zamora Navarrete es velado en la sala de velaciones Parques del Recuerdo, diagonal a la clínica San Gregorio.

La niña estudiaba en la escuela El Principito, sector Los Cactus, junto a El Palmar, donde cursaba el tercer año de educación básica. 

El Municipio de Manta ayudará a su familia con los gastos fúnebres.